l - La pobre diabla

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Cuando de las hojas
salen historias.

Recuerdo haber llegado a un mundo muerto, donde los años se marcaban en la piel y no había nada de especial en una caja de zapatos, donde las habitaciones no tenían nada que ocultar y una estrella era tu única oportunidad de encontrarte o llegar a ninguna parte.
Un mundo muerto, donde las madres no reconocían a sus hijos, besar tenía que ser un secreto, y la vida, un campo minado en donde desde pequeño te enseñan en no confiar en nadie a no ser que quieras una cuchilla enterrada en tu espalda, porque al final de todo aquellas personas que no tienen miedo recibirán el odió de algunos.
Era un mundo muerto que ni siquiera tenía ese espíritu bohemio o tempestuoso que, finalmente, puede resultar atractivo para melancólicos, poetas, pintores, borrachos o cantautores de nostalgia entretejida.

Y entonces aprendí que a veces hay que romper las reglas.

Aprendí a pecar.

La pobre diabla no era especialmente guapa, ni demasiado femenina, ni tremendamente graciosa, pero era la persona con más ganas de ser feliz que he conocido. Era yo.
Tampoco estuvo más de tres días sin miedo, fue una miedosa eterna. Llegué a pensar que me perseguía algún tipo de maldición en este mundo muerto. Después, descubrí que solo era un problema de autoestima.
No era guapa, femenina, ni graciosa. Por si fuera poco, no tenía autoestima ni clara la idea del amor.

Y lo mejor de vivir en este mundo muerto, era la idea de pintarlo de forma diferente.

La pobre diabla creó muchos antídotos de supervivencia pero estos son los más importantes:

De una caja de zapatos, instantes.
Del blanco de las hojas, respuestas.
De las personas que conocía, estrellas.

Estos antídotos son míos, pero hoy también son tuyos. Y de toda esa gente con ganas de ganar guerras a mundos muertos. Te los regalo.
Me cansé de adultos perfectos y inteligentísimos y personas que aconsejan asquerosamente bien. Me cansé que tuvieran razón, de ese maldito tono de voz que les impedía convertirse en los favoritos de nuestra historia. De vivir de consejos y experiencias ajenas. Del desamor de los demás, de las decisiones equivocadas que no me dejaban tomar. ¿Por qué?

Mi vida son mis decisiones. Sangrar o venirme.
Elijo vivir.

Que nadie me quite de vivir.

La historia de una pobre diablaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora