Cuando lo vi entrar por la puerta supe que sería mi perdición, era muy joven como para ser profesor de Historia , excesivamente atractivo para creerlo, sus ojos coquetos, su cuerpo bien torneado, actitud de Casanova, aquel hombre había cautivado a toda el aula con su simple presencia. Se paró al frente nuestro, en ese momento odie no haber tomado asiento en primera fila.-Buenos días jóvenes- dijo con una voz tan varonil que hacia el complemento perfecto a todo su ser-, mi nombre es Thomas Holland, yo seré su nuevo profesor de Historia Universal, sean bienvenidos a mi clase-, dedico una sonrisa a medias que me pareció la más hermosa del mundo.
Sus ojos se cruzaron por un segundo con los míos que bien podrían haber sido una corta eternidad y sutilmente agachó la mirada. ¿Habría sentido mi insistente mirada? Me ruborice sentí vergüenza de mi misma, parecía una chiquilla estúpida fantaseando con su nuevo profesor.
Lo que por completo ignoraba era que esta historia apenas estaría por comenzar...