"NO SOY ÉL"

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Lo que ahora le sucedía a Kyouya lo ponía de un humor de perros, y no era para menos, sentía muchas cosas en ese momento, uno era que se estaba dando cuenta de lo que sufría su pequeño ángel, la tortura de ser acosado por millones de hombres que parecía que nunca habían tenido frente a ellos tal belleza, bueno, no lo sorprendía, Tetsuya era el ser mas bello en el mundo, y las horribles insinuaciones de las mujeres, no sabía que las mujeres podían ser tan... vulgares.

- Hola belleza, te gustaría ir a pasear por ahí - Kyouya volteó a ver a el hombre con mala cara y siguió su camino una vez dejado el mensaje, no saldría con ninguno de ellos aunque le pagaran un millón de yenes.

Se encamino a paso apresurado a Seirin, una vez ahí corrió lo mas que pudo al salón de clases casi vacío, soltó un suspiro aliviado por no ver por ninguna parte a "Gorila mala cara", se dejo caer en la silla de su mesa y apoyo su cabeza sobre sus manos que reposaban con tranquilidad en la mesa asignada y cerro suavemente sus ojos celestes.

- Buenos días Kuroko - Abrió de par en par sus ojos viendo la cara de ese hombre demasiado cerca suyo, ¡demonios! Como hacia Tetsuya para controlar sus expresiones, ese día seria el mas difícil de su inexistente vida, el era un ser de expresiones abiertas, claro, como nadie a parte de su adorado chico lo veía no tenia intenciones de ocultar su verdadero ser.

Se trago su orgullo y con su cara estoica dijo:

- Buenos días, Kagami -kun - Eso había sido demasiado difícil, diariamente reprochaba a Tetsuya que corriera de sus vidas a ese ser, mejor dicho, a ESOS seres que solo querían lo que todos quieren, ¡QUE SE JODAN! solo querían sexo, pero tenerlo cerca era demasiado horrible su estúpida cara de aparente amor le daban náuseas, no podía aguantar el solo hecho de que su bebé se lo comieran tan solo con la vista.

«Eres tan inocente Tetsuya»

Era mas alto que el no le gustaba, estaba claro que lo aplastaría si fuera de carne y hueso, un chico enamorado causaba mas problemas que una amante celosa, este chico le traería problemas en un futuro cercano.

Recorrió el cuerpo del pelirrojo con cuidado de no pasar algún detalle para saber las debilidades de su oponente mas cercano.

- ¿Que ocurre?, estas mas callado que de costumbre - El pelirrojo rió de su broma y muy adentro de el Kyouya rodó los ojos fastidiado, no le había hecho gracia la bromita, el pelirrojo una vez instalado en su asiento se volteo a ver al joven de celeste para platicar con el, una vez de frente le regalo una sonrisa coqueta, cosa que a Kyouya no le gusto nada.

Platicaron un rato y a Kyouya le pareció realmente una eternidad que el maestro no llegara, ya le estaba irritando la voz de aquel joven que solo se oía reír fuerte y simplemente parecía que no tenia fin su platica sobre lo que hizo el fin de semana.

Mas sin embargo nunca se sintió tan feliz de ver a una persona que no fuera Tetsuya, el maestro entró y empezó a dar su clase, lenta, y tediosamente.

Al final tuvo que ir con el pelirrojo al entrenamiento, se cambio y sin mas empezó a correr junto a el menos ruidoso de todos, Rinnosuke Mitobe era una buena compañía, él solo le sonreía y de vez en cuando acariciaba la cabeza del mas bajo y para sorpresa de todos e incluso de el Kyouya mismo se dejaba simplemente, el hombre no le había hecho absolutamente nada por lo que no había necesidad de portarse grosero.

Aunque todos se quedaran un tanto extrañados que el menor prefiriera correr con el joven callado que con el pelirrojo amigo, una vez finalizado el calentamiento empezó un mini partido para después hacer canastas formados una tras otro, y cuando le tocaba por segunda vez al joven de celeste la puerta del gimnasio se abrió dejando ver a los adolescentes que menos quería ver el espectro, no hizo caso a ellos mientras todos deshacían la fila dejando al joven con la pelota en manos y si sin atención y restandole importancia a los recién llegados pensó que la pelota era lo mas interesante que había visto el día de hoy.

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