Capítulo 06: ¡Déjenselo al gran Sawamura!

436 43 3
                                    

A la mañana siguiente el equipo de béisbol de Seido se encontraba por terminar su calentamiento, todos estaban ahí, exceptuando su capitán, algo que extrañó a todos, y que sólo sabían el por qué algunos.

Miyuki, el día anterior, después de haber evitado que Sawamura se viera de nuevo con Kirishima, mientras esperaba al pitcher que se estaba cambiando, y ya con la cabeza fría, se preguntaba una sola cosa.

¿Por qué?, él le había respondido a Kuramochi, sin dudar, que sólo lo hizo para ayudar a su kohai, pero, en ese tiempo que estuvo solo, esperando al pitcher, pensó sobre ello, ¿en serio lo había hecho porque era su kohai, o porque, simplemente, era Sawamura?, recapacitando sobre ello aceptó que, si hubiera sido cualquier otra persona, lo más seguro es que sólo se hubiera reído de su situación, pero antes lo habia reprendido por su irresponsabilidad, claro está.

Y esa conclusión lo llevó a otra pregunta, ¿por qué sólo se enojaba el tan siquiera pensar que Sawamura estaba con alguien más?, ¿qué es lo que tenía Sawamura que lo hacía comportarse de esa manera? Era consciente que molestaba un poco más a Sawamura que a cualquier otro, pero eso lo ocasionaba la personalidad exageradamente animada del castaño menor, ¿no es así?, alguien debía de aplacar al ruidoso pitcher; también, aunque le costara admitirlo, le gustaba bastante el hecho de que Sawamura se la pasara buscándole para lanzar, y le gustaba la parte de él que sólo le importaba el béisbol.

Eso es lo que creía que compartía con el pitcher castaño, su pasión por ese deporte por el cual se habían conocido, y, creyendo hallar su respuesta, se dijo a sí mismo que ya sabía qué le molestaba.

Le molestaba el hecho de que Sawamura se distrajera del béisbol con alguien más por estupideces como fiestas y alcohol, ya que así no era él, ¿no es así?, no podía aceptar el hecho de que aquella persona, de la que era consciente que su amor por el juego era mucho mayor a la suya propia, se dejara distraer por estupideces que nunca antes le habían interesado, incluso más siendo consciente, aunque nunca se lo diría, que Sawamura era un valioso pitcher para el equipo.

Así que, creyendo haber aclarado todo en su cabeza, mentalmente ya no se sentía confundido, pero sentía un leve dolor en el pecho que, incluso después de atrapar para Sawamura hasta el máximo permitido en un día por la insistencia del pitcher, le siguió hasta su cama, impidiéndole dormir en paz.

Se había levantado a la hora de siempre, a pesar de haber dormido mucho menos, y su malhumor, como poco antes de la práctica se enteraría Kuramochi, no se debía a la falta de sueño, sino al hecho de que no podía sentirse en paz aún conforme ese tema, si ya había hallado la respuesta, ¿por qué se sentía así?, le incomodaba y enojaba más el hecho de no entender su sentir; él siempre tenía todo eso dominado, sabía qué le gustaba, qué le desagradaba, quiénes admiraba y, el porqué de todos y cada uno de sus pensamientos y sentimientos hacia cualquier persona o cosa, ¿por qué ahora no podía averiguar qué le ocasionaba ese dolor en el pecho?

A pesar de eso se disponía unirse a la práctica, ¿qué lo detuvo?

Que, para suerte de todo el equipo, Kuramochi se encontró con el malhumorado Miyuki de camino a los baños y, al notar sus ojeras y su estado de ánimo, le preguntó qué le sucedía. Kuramochi, sinceramente, sólo esperaba una evasiva del cátcher, pero, sorpresivamente, le contestó con sinceridad, algo que, aparte de la causa de su desvelo, terminó por preocupar más al campo-corto, ¿Miyuki Kazuya siendo honesto, más aún, sobre algo que no entiende e implica sus sentimientos?, así que Kuramochi lo mandó de nuevo a su cuarto, a la fuerza, guardando para después los insultos por lo tonto que era.

Pero cuando le preguntaron sobre el por qué Miyuki no estaba, lo excusó diciendo que Sawamura se aprovechó de él el día anterior, que éste se había ofrecido a practicar con el pitcher.

-¿¡Eh!? –Gritó dramáticamente el acusado, yendo hacia sus compañeros con una mueca exagerada de enfado, apenas llegó se colocó al lado de Kuramochi. -¿¡Eso dijo él!?, ¡pero apenas llegamos al lí...! –Una mano le detuvo, viendo frente a él, con confusión, al peliverde, que le mostraba una sonrisa que le gritaba "¡Cállate!", y al pobre castaño no le quedó de a otra que hacer lo que le pedía su senpai, mientras tragaba en seco.

-Ahora que lo pienso, -Siguió el campo-corto, sonriendo con malicia y sus ojos adquiriendo un toque de diversión, algo que sólo hizo temblar al menor. – es tú culpa que esté así, -Eso es cierto, de alguna manera, pensó, y apretó su mano contra la cara de su kohai al ver que planeaba quejarse al respecto. - ¡por lo que deberás de estar con él hasta que se encuentre bien, y encargarte de que no vaya a salir de su cuarto para nada, gyahaha! –Declaró, orgulloso de su idea, A ver si esto ayuda al idiota cuatro-ojos, me la deberá.

-¿¡Qué!? –Logró gritar Sawamura, poniéndose pálido. -¡No, no, no, no! –Empezó a mover su cabeza de un lado a otro, exageradamente rápido, cuando escuchó la voz de su amigo pelirrosa.

-Deberías de responsabilizarte, Eijun-kun. –Al escuchar que su amigo, a pesar de saber sus sentimientos por Miyuki, se puso del lado de su senpai, volvió a exagerar una mueca, ahora de decepción y dolor por la traición de éste, en su cara.

Dejaron al pitcher quejarse por un par de minutos, incluso Kuramochi le dio su tiempo para que lo hiciera, sabían que, mínimo, debían dejarle hacer eso al pitcher.

Ésta vez no era culpa de Sawamura, él había pasado todos los procesos solo; él solo reconoció sus sentimientos, se confesó y fue rechazado. Los que lo sabían, o tan siquiera sospechaban, sabían que ahora el pitcher tenía, para su desagrado, el derecho de salir con quien quisiera, no era su culpa que de quien se enamoró fuera, justo, la persona más lenta para reconocer sus propios sentimientos. 

Incluso los que ni siquiera se imaginaban los sentimientos del pitcher por su capitán, pues no notaban la diferencia en su forma de tratarlo, tenían en claro los sentimientos de su capitán por el pitcher, pues, por su personalidad tan malditamente retorcida, cualquier cambio era notable para ellos; así que también querían ayudar a su estúpido capitán en eso, ya que, si algo en lo que todos estaban de acuerdo, era que el pretendiente de Sawamura no les agradaba, preferían mil veces a sufrir un pequeño cambio dentro del equipo, que tener que verle a cara a ese chico que, tal vez no era mala persona, pero los había depreciado y de buenas a primeras quería monopolizar a su pitcher ruidoso.

Después de dejar que el castaño se quejara hasta quedarse sin aire, Kuramochi se le acercó, tranquilo, algo que alarmó mucho más a Sawamura y haciéndolo parar en seco. 

El peliverde, ya frente a Sawamura, le colocó una mano en el hombro y soltó un suspiro; después lo volvió a ver, con una sonrisa en el rostro y hablando tan bajo que sólo Sawamura fue capaz de escucharlo.

-Si no vas a encargarte de Ahoyuki, Bakamura, les contaré a todos de los chupetones que tienes por tooodo el pecho. –El castaño se puso pálido, viendo directamente a su senpai, para, después de procesar ese pequeño chantaje, ponerse de un rojo intenso.

-¡N-No se preocupen, Miyuki Kazuya estará al cuidado del gran Sawamura! –Gritó, y de inmediato desapareció del campo para dirigirse hacia la habitación de su capitán.

¿Por qué nos complicamos? (DnA#04)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora