Marca

313 50 38
                                    

AU: Almas gemelas.

Donde las primeras palabras que te dice tu alma gemela aparecen en alguna parte de tu cuerpo.

⚫❇️⚫

"¡Oye, chino!"

El pequeño Hiro de 5 años frunció el entrecejo ante la marca con bonitas letras cursivas que había aparecido en su abdomen bajo.

Hace unos minutos estaba intrigado sobre su marca de alma gemela, el ardor en su vientre le había avisado que su marca estaba apareciendo.

No quiso avisar a Tadashi o a Tía Cass. Porque, en realidad Hiro no tenía mucha fe en esas cosas del destino.

Era un niño grande, era muy inteligente y sabía que no todos encontraban a su alma gemela.

Tía Cass, por ejemplo.

Por eso, Hiro no quiso hacerse muchas ideas. Y la frase en un idioma distinto que habían aparecido  le terminaron de quitar la ilusión.

Tan molesto y frustrado como podía ser un niño genio de 5 años, corrió a llamar a Tadashi para que le tradujera esa... ESA TONTA MARCA.

En cuanto Tadashi vio a su lindo hermano tan frustrado y enojado diciendo que su boba alma gemela hablaba en otro bobo idioma y que jamás lo iba a querer porque seguro vivía muy lejos, con los ojitos aguados y su pequeña boca en una mueca, movió cielo y tierra para traducir su marca.

Tal vez solo fue un berrinche de un niño, tal vez a tan pequeña edad Hiro tenía miedo de quedarse solo.

Porque tenía a Tadashi y a Tía Cass.
Pero no eran una mamá y un papá y tal vez le dolía no poder decir esas dos palabras.

Tía Cass estaba más que feliz por la marca de Hiro, al igual que Tadashi.

Pero Hiro terminó de rechazar la idea cuando supo la traducción.

Ahora tendría que explicarle a su alma gemela que era Japonés.

⚫❇️⚫

Del otro lado del continente se encontraba un pequeño Miguel admirando la marca se sus amigos.

Aún le faltaba un año para que apareciera su marca, Miguel no podía esperar más.

Cuando su amigo Marco llegó con 5 años corriendo a su casa para presumir su marca, Rivera sólo se ponía más impaciente por la suya.

Marco se la pasaba presumiendo su tatuaje, que para rematar, era en inglés y eso solo le subía el ego a el joven de la Cruz.

Ciertamente, cuando Miguel obtuvo su marca, no fue nada lo que esperó.

En México la marca es algo sumamente importante, era una de las cosas más bonitas y preciosas.

Las generaciones antiguas tendían a ocultarlas hasta que conocieran a su alma gemela, pero con el paso del tiempo, la juventud se dejó de cursilerias. Las mostraban con todo el orgullo del universo, sin tabú.

El mundo estaba demasiado lleno de odio para que el amor se quedara oculto en una esquina.

A Miguel, las camisas ocultaban su marca, alojada en su pecho, sobre su corazón.

No tenía la suerte de Marco, o la de San Juan, quienes la tenían en la palma de la mano y tras el cuello.

Cuando la caligrafía desordenada y oscura apareció sobre su piel morena en un idioma asiático, el Miguel de 5 años casi se ahoga.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 19, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

"¡Oye, chino!" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora