En mi cuatro descansaba un pequeño florero
cada flor representaba un deseo
deseos que nunca pude cumplir
excepto uno
el único que no está marchito;
el deseo de morir.
las flores han perdido color
perdieron su encanto,
perdieron su olor
y sólo queda una sana
que sostiene el deseo de terminar con mi vida insana
parar el sufrimiento
cerrar mis cicatrices
una lápida en el cementerio
y yo sin pulso,
sin más deseos.