La Audición

Una tarde de miércoles Artemis recibió a Mina con la novedad de que había llegado una invitación a una audición para buscar la imagen juvenil de una nueva marca de ropa.

La audición sería el viernes siguiente y para llegar al lugar tendría que tomar un tren justo terminando clases. El horario estaba algo apretado pero estaba segura que llegaría a buena hora.

Llegado el día, las chicas la acompañaron a la estación de trenes para desearle buena suerte.

El lugar de la audición se encontraba a tres horas de distancia de Tokio y aunque todas querían acompañarla y se lamentaban no poder hacerlo, la invitación era muy específica, debía acudir sola y con equipaje de mano ligero para una noche.

Los participantes serían hospedados en el hotel Midofu y ahí mismo se desarrollaría el evento. Según pudo averiguar por internet el lugar era popular por tener excelentes instalaciones y por estar ubicado a la entrada del Bosque Midori, incluso había servido en ocasiones como locación de películas y novelas.

Las chicas se despidieron de Mina y prometieron festejar un muy seguro éxito a su regreso.

Desde su lugar en el tren pudo notar por la ventana que nubes espesas y oscuras comenzaban a cubrir el cielo.

-¡Las nubes negras no significan nada! ¡Minako Aino puede con esto y más! -Dijo en voz alta y levantando los brazos como si de cruzar una meta se tratará.

-Vaya que mala suerte.

Una voz masculina sonó justo a un lado de ella.

-¿Disculpa?

-Pensaba descansar un rato antes de llegar al hotel Midofu. Pero parece que me tocó una compañera algo ruidosa.

Mina bajó sus brazos lentamente, observó al joven y preguntó:
-¿Te diriges a las audiciones en el hotel Midofu?
-Así es, me llamo Takuto Kira.

Vestía jeans, una chaqueta café y llevaba un estuche de guitarra a la espalda.

-Oh, mucho gusto. Yo soy Minako Aino. Pero puedes llamarme Mina.

-¿Te parece si hacemos el trato de no molestarnos mutuamente por estas 3 horas que dura el recorrido?
-Eh... si claro. -Contestó Mina aunque por dentro pensó que ese chico Takuto era demasiado rudo. Y sintiendo que no le quedaba remedió, se acomodó en su asiento y guardó silencio por el resto del trayecto.

En algún momento del recorrido se quedó dormida sin darse cuenta, el sonido de unos fuertes relámpagos la despertaron. Se frotó los ojos y observó la hora, eran casi las 6 de la tarde pero el cielo lucía muy oscuro debido a las nubes de tormenta. Los relámpagos surcaban el cielo violentamente, su luz intensa provocaba un efecto intimidante.

-Vaya tarde... -Dijo en voz baja.

-Oye chica dormilona. Será mejor que estés atenta porque estamos por entrar a la estación de nuestra parada.

"Este chico qué se cree" Se dijo a sí misma.

-Yo sólo... descansaba los ojos. Pero gracias.

Se acomodó en su asiento y regresó la vista a la ventana, "sólo son unos cuantos relámpagos, no pasa nada. No es como si fueras a hacer tu audición bajo esta tormenta", trató de animarse un poco.

Cuando finalmente llegaron al punto indicado en las instrucciones de la convocatoria, un señor de mediana edad los esperaba y los guió al estacionamiento.

-Tendrán que compartir el vehículo chicos, ustedes son los últimos dos participantes que esperamos. En el hotel ya se encuentran acomodados todos los demás.