El Pecado

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Estoy en centro de la ciudad Barcelona, España. Llevo 2 semanas siguiendo a un tipo, su textura es carnosa y se ve deliciosa, es un fotógrafo simple pero con cierto encanto por las mujeres, tiene problemas de alcoholismo algo graves, tanto que obliga a mujeres a tener sexo con él, o simplemente las droga. No fue tan difícil dar con su paradero, este se encontraba en el establecimiento de un bar, estaba intentando ligar a una humilde muchacha que se veía bastante ebria, joven, y además pérdida.

Me senté en la mesa que estaba detrás de ellos, pero solo hice como que veía el menú sin ordenar nada. Observé que las manos del tipo estaban acariciando las piernas de ella, intentando tocar su parte intima, pero la chica se negaba cada que podía, quitando sus manos o alejándose de él unos centímetros. Le daba bastante asco el sujeto, a pesar de estar muy ebria, se le notaba en toda la cara, así que él saco unos polvos traslúcidos de su chaqueta, echándole un poco en su vodka, procediendo a que ella cediese por completo a todo sin siquiera pensar, una vez que ya lo había bebido.

El tipo aprovecho que la chica perdió la noción, y la lleva fuera del bar ya una vez pagada la cuenta. Este se dirige a un baldío, comencé a seguirlos sigilosamente sin que ellos me noten, están demasiado ebrios y drogados para darse cuenta de mi presencia. Mientras este intenta quitarle su vestido de perlas, ella se niega un poco, diciendo con su cabeza que no, él con las ganas encima como si nunca hubiese estado con una mujer, la golpea con gran fuerza que le deja la mejilla roja.

Mientras él intenta hacer lo suyo, yo intento preparar un calmante para caballos y me dirijo hacia ellos, tiene a la pobre chica con el vestido roto, forzándola a que tuviera algo con él.

Llegue por atrás, estaba demasiado entretenido intentando besar a la joven que ni siquiera me noto, entonces le inyecte el sedante en su cuello, haciendo que su gordo cuerpo cayese al piso sin más por la dosis fuerte del sedante.

Ayude a la chica a levantarse y le di mi abrigo para que se cubriera, ella muy desconcertada con algo de pena y sintiéndose seguramente mal, salió de aquel lugar, le di 3 dólares para el autobús, ella no tenía ninguna especie de culpa por que existiese gente así.

Tanto al gordo, le baje los pantalones dejando ver su pequeño paquete. Con mucha cautela procedí a cortarlo con una cuchilla que cargaba a todos lados, justo cuando comenzó a desangrarse le puse un pañuelo tratando de detener el sangrado, como pude le hice un pequeño torniquete y le vestí de nuevo, tomándolo de los brazos mientras me dirigía a mí auto. Los curiosos espectadores que me veían pasar creían que quizás sería un buen ciudadano que lo llevaría al hospital, así que no hubo preguntas.

Después de unas 2 h con 30 minutos de viaje hasta mi casa, ya que estaba algo alejado de la sociedad, intenté bajarlo con mucho esfuerzo, calculaba que pesaba quizás unos 200 kilos, o 190 kilos. Una vez logrado el objetivo, lo baje al sótano y quite toda su ropa amarrándolo a una "x" de madera con cadenas de acero para que no escapara.

Una vez ya estando la víctima, decidí ir a su casa, sabía que no había nadie, no lo buscarían, no le importaba a su familia.

Su nombre es Marlon Herrera, tiene 32 años, sin familia, su madre lo corrió hace tiempo, y su padre murió por alcohólico, fotógrafo de mujeres, y niñas.

posible pedófilo en potencia pasaba por mis pensamientos cuando visualizaba el hecho de que le gustase fotografíar mujeres.

Una vez ya en su casa decidí abrirla con una palanca, era una puerta de madera simple, y su casa era pequeña.
Un cuarto, un baño, y una cama al inicio. Contenía un cuarto de fotografía donde había varias que decían "Lorena mi amor, saliendo del super comprando toallas" tenía un mapa de la ciudad marcado con pequeñas × en color rojo con iniciales de sus víctimas.

Diario de un asesino © Wattys 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora