ᎠᎬᏚᎢᎡᏌᏆᎡ

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Narrador Prov.

Una gota tras otra.

Todas cayendo sin sesar, todas golpeándolo suavemente, en un sonido claro y fuerte. Dejando que estas se llevaran no solo su sudor, si no también sus pesares y preocupaciones, des tensando su cuerpo poco a poco mientras el agua hacia el trabajo de terapia.
Calmando todos sus sentidos en aquellos minutos.

Hasta que alguien toco el timbre de su departamento.

Con un gruñido giro la llave del agua, sacando el exceso de agua en su cabello y envolviendo su cintura con una toalla, dejando su abdomen totalmente al descubierto, importándole poco si era un desconocido quien lo fuera a ver semi desnudo y mojado. Camino hasta la puerta del lugar con poco interés y desgana, en un estado de semi paz y agresión a la vez, abriendo la puerta sin fijarse quien era el que tocaba, encontrándose con quien menos esperaba ver.

-- ¿Pu_puedo pa_pasar? -- pregunto el menor sin agachar la mirada, pero aun así evitando ver al coreano, quien sin decir nada se movió a un costado de la puerta, abriéndole el paso al castaño.

Ninguno dijo nada luego de aquello, simplemente callaron mientras el menor desaparecía por el pasillo de las habitaciones y el mayor se vestía, ambos rápidos y con diferentes intenciones. El más alto buscaba entre sus cosas lo que necesitaba, sin decidirse si llevarse todas sus pertenencias para no tener que volver a aquel lugar, o si llevarse solo lo que mas necesitaba. Con movimientos torpes y rápidos descolocaba sus pertenencias de lugar, deaperdigandolas por gran parte de la que alguna vez fue su cama y en parte del suelo. Bajo la mirada del mayor una vez que este termino de vestirse, sacándole un suspiro de alivio al ver que todavía su ex compañero seguía allí y aun no se había ido.

-- Toma -- susurro acercándose al castaño en silencio, luego de haber ido a la cocina por un dos sándwiches.

-- Gracias -- respondió simplemente, tomando con cuidado, y algo de temblor en sus manos, el aperitivo.

Mordidas lentas y cuidadosas, incluso hasta temerosas, de esa forma era en la que ambos comían.

Con miedo, de que aquel aperitivo se terminara, y que lo que estaba siendo buscado sea encontrado.

Por que si era así, él se volvería a ir de su lado, y capaz no volveria nunca.

Eran sus errores los que los habían llevado a estar de esa forma, no era la culpa del menor, si no la suya. Sus impulsos, celos y pésimo carácter los llevo a sentir como con cada bocado su estómago se volvía cada vez mas ácido, y su corazón palpitaba con más fuerza, provocando un temblor en sus manos.

-- Lo siento -- murmuró al final, dejando el sándwich de lado, sentándose al lado del más alto, manteniendo una corta distancia entre ellos, rompiendo su armadura en pedazos, dejándola hecha polvo alrededor suyo y del menor -- Fui yo él que provocó esto, no te lo puedo recompensar, menos lo puedo arreglar, solo puedo decir lo siento -- suspiro con voz quebrada.

Con el ardor de su corazón ante la impotencia, que tenia al ver que el castaño no le dirigía la mirada, pero de todas formas localizando las pequeñas lágrimas que salían de sus ojos, dejando al igual que él la comida de lado para dar paso a el desahogo que tanto necesitaba liberar, llorando frente a él, soltando su frustración y tristeza de tal forma que parecía desmoronarse como un edificio en medio de su demolición.

-- Lo siento en verdad Noa, no merecías que fuera una mierda contigo -- volvió a disculparse, abrazando de forma espontánea al menor, quien ni se molesto en corresponder.

Palabras tan fáciles lo hacían recordar cosas tan difíciles, le hacían ver un pasado no tan lejano donde vivió sus mejores y peores junto a aquella persona que prometió estar siempre a su lado y nunca hacerle daño.

Palabras tan fáciles podían destruirlo con los recuerdos que traían junto con él arrepentimiento del contrario.

𝐔𝐍 𝐃𝐔𝐋𝐂𝐄 𝐓𝐑𝐀𝐓𝐎 ✦ ࣪ ִֶָ p𝟐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora