Nunca subestimes el poder de un simple objeto. ¿Quién pudo imaginar que una máscara, un simple artefacto para ocultar la cara, podía ser tan destructivo, catastrófico?
Todo sucedió una noche de fiesta en Arcanthia. El flamante baile de máscaras daba comienzo entorno la media noche y los vecinos se acercaban con sus mejores prendas y galas alrededor de una grandiosa llama de fuego que simbolizaba la quema de los males y la ira.
La historia de este baile se remonta a cuando el mundo era antiguo y las brujas dominaban el lugar. Tras la llegada de los colonizadores todas las hechiceras, malas y buenas, eran incineradas para romper la magia que corría por sus venas y evitar así el caos que ésta pudiera originar. Antes de someter a las brujas a las llamas se les cubría la cara con máscaras vistosas y eran llevadas al inframundo entre la suave caricia del fuego en sus delicadas pieles.
Pero aunque mataran a las brujas nunca se erradicaban, sólo el tiempo dió a conocer a los pobres mortales que para eliminarlas de Arcanthia había que asesinar a la suprema bruja de Penumbra.
Así fue. Un día la grandiosa y suprema hechicera apareció ante todos cubierta por una máscara en honor a sus súbditas que habían dejado de existir. Caminó hacia el centro del reino donde mataban a diario a todo habitante que usara magia y ante un impresionante hechizo desapareció envuelta por un pájaro de fuego de dimensiones incalculables dejando sólo las cenizas y la máscara que cubría su rostro.
Esa misma noche se celebró que por fin Arcanthia ya era libre del poder de las brujas y se guardó la imponente máscara que, en un futuro, causaría el terror.
Pero volvamos a nuestro punto de partida, a la fiesta, donde nadie esperaba que una misteriosa chica llegara caminando lentamente hasta el centro del reino cubierta con un traje largo, negro con detalles plateados y luciendo la máscara que, entre las cenizas, dejó la Suprema bruja de Penumbra.
Cuando llegó al centro de la plaza, punto de encuentro de los habitantes, gritó al reino unas palabras:
“Y la Máscara de Penumbra sembró el caos entre todos los habitantes de Arcanthia”
Todos rieron a la aparente broma y escenificación de una parte vital de su historia donde vencían y reían ante la llegada de una nueva época de paz y seguridad cuyo final daba comienzo tras las palabras de la chica.
