Capítulo 5. Una lección de baile y el primer recuerdo.

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—Es un gusto conocerlo al fin, alteza— dijo un hombre de cabello castaño quien se inclinó hacia el príncipe de Izumo con una sonrisa apacible en los labios—. Habíamos escuchado hablar tanto de usted. Espero que sus aposentos le hayan resultado cómodos. Es una pena que el rey Jim y la reina Clarisse no estén aquí para recibirlo como a ellos les hubiera gustado. Mi nombre es Max Greenfield, soy el tutor de su prometido y en nombre de sus padres y del pueblo entero, le doy la bienvenida a este palacio que será su hogar de ahora en adelante...

—El gusto es mío— dijo Eiji sintiéndose un poco cohibido por toda la atención que estaba recibiendo—. Mi nombre es Eiji Okumura, puede usar mi nombre sin miedo a partir de hoy porque somos familia ahora...

Y no era que Eiji no estuviese acostumbrado a ser el centro de atención porque después de todo, como príncipe de Izumo y general de la Guardia del Aire, el joven Okumura estaba acostumbrado a que cientos de ojos se posaran en él todos los días, sin embargo, aquel reino no era el suyo. Seguía sintiéndose un poco extraño en medio de todas aquellas personas que lo miraban con curiosidad e incluso algo de cariño a medida que Ash lo presentaba ante todos como el futuro rey consorte de todo el imperio.

El joven príncipe de Izumo había intentado sonreír a todo el mundo como se esperaba que hiciera el príncipe cálido y de buen corazón que las leyendas siempre habían descrito cuando hablaban de él, pero la verdad es que estaba un poco nervioso. Todas aquellas personas que lo habían observado caminar de la mano con su futuro rey eran sin duda amables, pero Eiji no podía evitar sentir que quería salir de ahí. El príncipe estaba tentado a llamar a Yue con su mete y pedirle que lo llevase volar por el cielo azul que brillaba sobre las montañas de York porque aún había demasiada tristeza en su interior pero el príncipe de Izumo había decidido que si su prometido podía soportar aquella ceremonia de presentación ante el consejo real y las familias reales de York, él también podría hacerlo.

—Debes estar harto de todo esto, te prometo que te sacaré de aquí y podrás descansar tan pronto como el viejo Max termine con su charla de bienvenida— dijo Aslan a su oído y las mejillas de Eiji se sonrojaron de forma culpable cosa que causó que en labios del consejero real se pintara una sonrisa llena de ternura al mirar que sus dos futuros monarcas tenían una relación cercana como siempre se había murmurado que la tendrían.

—Aslan, deja de incomodar a su alteza— dijo Max dedicándole una mirada severa al heredero al trono de York—. Debe disculparme por los malos modales de su prometido, príncipe Eiji. Cuando llegó la guerra no tuve más tiempo de pulirlo en etiqueta como debía, es por eso que está tomándose más libertades de las que debería con usted.

—Está bien, Aslan solo estaba dándome animo— dijo Eiji con una sonrisa alegre que hizo que el corazón de Ash latiera alegremente—. Él está cuidando bien de mí, no debe preocuparse por nada señor Greenfield...

— ¿Lo ves, anciano?— dijo Ash con esa característica malcriadez con la que siempre se había dirigido a su tutor—. Solo estoy siendo un buen prometido...

—Sí, claro...— dijo Max reprimiendo el legendario regaño que estaba preparando para su indisciplinado príncipe—. En fin, alteza, yo era el último a quien usted debía conocer, supongo que ahora debemos presentarlo ante los generales de nuestros ejércitos aunque espero poder darle a esos muchachos unas vacaciones eternas después de todo lo que ha pasado en el reino.

—Quizá Eiji no quiere hablar más de guerra— dijo Ash de inmediato y Eiji volvió a sentir calor en sus mejillas cuando la mano de Ash se apretó con más fuerza sobre la suya—. Es decir, creo que es un tema algo sensible ahora mismo...

—Está bien, Aslan, entiendo de ejércitos y de guerra— dijo Eiji mirando directamente los ojos verdes de su prometido—. Yo mismo fui el general de los ejércitos de Izumo. Entiendo el idioma de la guerra porque Yue y yo fuimos entrenados para luchar desde que ambos éramos críos. Además, me gustaría conocer a los generales de tu ejército, ellos también me salvaron y debo agradecerles por todo su esfuerzo.

King of my heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora