Capítulo 35: ¿Crees en la casualidad?
Skyler.
Si me preguntaran cuál es el arma con mayor índice de mortalidad teniendo en cuenta su estructura, rango de alcance y costo, en definitiva podría dar una respuesta acertada. El cerebro. Un mecanismo complejo, de costo asequible a cada individuo y con un rango de alcance inimaginable.
Es increíble como un conjunto de membranas me ha hecho la vida imposible todos estos días. Creando una maldita película infinita, basada en imágenes, de todos nuestros momentos juntos. Desde el primer beso hasta sus últimas palabras. Hirientes, desgarradoras.
Siendo sincera, estoy impactada por la cantidad de lágrimas que uno puede ser capaz de producir. Me duele la garganta, me arden los ojos y estos últimos días mentiría si dijese que hubo, aunque sea un día, en que no haya concilian el sueño llorando y es que me siento patética porque Zachary tenía razón.
Extiendo el brazo en busca de mi teléfono. Mi habitación está en penumbras y así quiero que se mantenga por el resto de mi estadía en esta universidad. Una pequeña voz en mi cerebro mantiene viva la esperanza de que él podría dejar algún mensaje disculpándose por todo y pidiendo que hagamos como si nunca hubiera sucedido. Desbloqueo el móvil, ignoro las notificaciones y accedo directo a whatsapp. No se me hace difícil localizar el chat decido a que lo tengo fijado. Mi corazón se rompe un poco más cuando observo dos palomitas azules en mi último mensaje. Cierro los ojos, enderezo mi cuerpo quitando la colcha por el calor infernal e intento no pensar en ello.
Deslizo el dedo a la derecha porque considero que ver algunos estados me caería bien. Cuando el nombre de Julia aparece inmediatamente pulso. Salen varias frases optimistas así que las paso rápido hasta que topo con el último, publicado hace treinta minutos, ella subida al capó de un auto, podría jurar es el de Josh, y el ambiente es exacto a la fraternidad de Zach. Extrañada, reviso el comentario debajo y mi corazón cae al suelo.
Volviendo con mi personita especial :)
¿Qué quiere decir con eso exactamente? Maldita perra, al principio tenía mis dudas con ella. Ese fue su estúpido plan desde el inicio, hacerme verla como su amiga para luego meterme ideas en la cabeza y poder aprovecharse de ello. ¿Por qué otra razón aparecería mágicamente en la cocina a altas horas de la noche si no sólo para decirme que confiera en él? La maldita sabía cuan ansiosa estaba por conocerlo mejor y ella lo tomó como ventaja.
— Sky, ¿te sientes bien? — pregunta Dylan del otro lado de la puerta—. Ayer no fuiste a ninguna clase y hoy vas por el mismo camino. Tess me envió yo...
— Estoy bien.
— No suena a que sí.
Obvio, mi voz se escucha ahogada pues me duele la garganta y mis ojos parecen dos toronjas. No quiero mirarme al espejo. No quiero sentir lástima de mí misma por llegar hace dos noches, quitarme un vestido roto en el trasero y tirarme al abandono por completo. Me hago ovillo en la cama cuando escucho la puerta abrir y me maldigo por no poner seguro.
Siento la cama hundirse en un extremo así que paso el edredón por mi cabeza.
— Lárgate, Dylan. No quiero tu compasión— escupo.
— Sky, ya está bueno de ser patética— Tess tira del edredón pero yo lo sujeto aún más—. Escucha, ya llamé a Courney y le conté todo. Ella vendrá en unos minutos según me dijo así que deja de ser estúpida, ponte ropa decente y sal de este lugar por el amor de Dios. Huele a depresión aquí.
No contesto.
— No seas tan tosca, Tess, la vas a espantar más.
— ¿Qué quieres que haga? Lleva dos noches de la cama a la cocina y viceversa. A botado a todos de la puerta. Se niega a ir a clases y sólo come puras porquerías. Ser sutil ahora no funciona.
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CLUFF
RomanceSkyler Dallen no es el estereotipo de la chica delgada y sexy que camina por los pasillos del instituto, sin embargo, forma parte del grupo de los populares. Pero esto no quiere decir que sea la tímida, la mala o la falsa. Ella pensaba que no podía...