Jamás he sido un chico que se caracterice por llevar amigos a su casa, mucho menos que lleve chicas. Los únicos que habían llegado a entrar a mi casa, era Adam y algunos que otros compañeros de clase para terminar un proyecto o algo por el estilo, de más pequeño a veces venían los niños del vecindario cuando ya estábamos cansados de jugar, por obvias razones yo era el primero en cansarse siempre.
Respecto a las chicas, jamás había venido una a mi casa, mucho menos alguien como Siri que llegara con invitación sola, no es que me moleste su presencia, porque es todo lo contrario a eso, simplemente que desde el día que se ofreció a llevarnos a mi hermana y a mí al entrenamiento, le ha dado por pasearse por mi casa en las tardes, a veces cuando Adam me deja frente a mi casa, ella ya está aquí. Ella había dicho que Jayden le había dado mi dirección, cosa que confirme con él cuando le pregunté en la semana.
Si era honesto, debía admitir que el interés repentino de Siri por querer pasar las tardes en mi casa me inquietaba un poco, la conozco hace bastante tiempo, había conversado muchas veces con ella, pero todo se limitaba a la escuela, no era como que yo la esperara a la salida para despedirme o que la buscará entre las clases por los pasillos de la escuela, simplemente me encontraba con ella por casualidad y ya, me era difícil entender lo que estaba ocurriendo en mi vida, pues a pesar de que las mayorías de cosas que me estaban sucediendo eran buenas, unas tantas eran extrañas.
Un ejemplo claro de ello era Jayden, el capitán del equipo de fútbol se había hecho un buen amigo de Adam y mío, ni en un millón de años me hubiese imaginado que él fuera alguien cercano a mí y mi mejor amigo, aún solía amenazarme un par de veces para no decir lo que habíamos descubierto Adam y yo hace tiempo, no podía ser todo tan perfecto, también estaba la situación con mi compañera de química, aunque me desconcertaba la cercanía de Siri, podía admitir que me gustaría que ella fuera un buena amiga mía.
Mi círculo de amigos se había extendido con una rubia y con una castaña que me traía perdiendo la cabeza por ella, lo mejor de eso era, que ahora ya no solo podía admirar a Julie a la distancia. No me tenía que conformar con escuchar su voz en clases cuando participaba o cuando hacía un pequeño cover de alguna canción que le gustará y la tocaba con su guitarra en el salón de música, no tenía que verla desde mi mesa de la cafetería mientras desayunaba con Amber y hacer listas en mi cabeza de lo bien que le iba cada color que decidía combinar en su ropa ese día. Ahora podía llamarla por las tardes, mandarnos mensaje de texto, salir juntos de la escuela y despedirnos, podía estar cerca de ella, porque yo le gustaba.
¡Le gusto a Julie Hardfore!
Su voz nerviosa y tímida, algo muy inusual de ver en ella, seguía en mi mente como si de una grabadora de voz se tratase, si me era difícil imaginar que Jayden y yo fuéramos amigos, imaginar que Julie gustará de mi como yo de ella era un sueño, algo que por bastante tiempo fue imposible, ni siquiera sabía de mi existencia, y de eso no puedo culparla mucho, literalmente yo salía corriendo cuando la veía caminar el pasillo e iba en mi dirección, y aunque sabía que no iba hacia mí, decidía esconderme en el armario del conserje.
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Nosotros después de la lluvia
Teen FictionHermosa, adorable, enigmática, alegre, curiosa y completamente perfecta ante mis ojos, no suele arreglar su cabello, siempre la he visto con tenis, ni siquiera cuando ocupa vestidos lleva zapatillas. Hablo de la chica con quién accidentalmente termi...