Me llamo Tokio. Hace casi 3 años que me llamo así, desde que empezó todo esto. Renuncié a ser la persona que era antes desde el momento en que accedí a formar parte de esta locura, y con ello, renuncié a mi verdadero nombre para siempre. Una persona nueva había nacido.
"Capital del este". Ese es el significado de "Tokio" en Japonés. Todo este tiempo he intentado descubrir la razón por la que El Profesor nos puso a cada uno de nosotros esos nombres. ¿Por qué esas ciudades en concreto?
¿Que tengo que ver yo con esa capital? ¿Por qué ese país?Cuando atracamos la fabrica de Moneda y Timbre cometí un fallo. Fue un fallo que casi nos cuesta la vida. Me enamoré de Rio.
Desde el momento en el que me enteré de que mis propios compañeros le estaban torturando para que dejase de hablarme me di cuenta de que siempre había fallado una cosa en todas mis historias de amor. Siempre me habían cuidado a mi, pero esa vez iba a ser distinto.
Lo solté todo. Mi rabia hablo por si sola. Ni si quiera oía lo que le gritaba al profesor, solo quería escribir una puñetera carta de amor. Sentía que debía protegerle y eso me hizo más fuerte, nos hizo más fuertes a los dos.
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Los dos años siguientes fueron los mejores años de mi vida. Solo tenía que preocuparme por pescar un pez de vez en cuando, por vigilar el fuego y por recoger cocos dos veces a la semana. El resto se limitaba a tomar el sol sobre la arena blanca de aquella isla perdida, cerrar los ojos y escuchar el sonido de las olas chocando contra la orilla, y... por supuesto, follar.Eramos felices en esa isla diminuta. Me acuerdo las noches acostados en la hamaca dibujando las estrellas. Entre las palmeras se divisaba un claro y como no había ninguna luz mas que la de la hoguera de la orilla, se divisaban millones de estrellas. Era imposible contarlas. Cada noche buscábamos la Osa Mayor y la Osa Menor, e intentábamos adivinar si el puntito blanco que se divisaba a millones de kilometros de distancia era un planeta o una estrella. Mi madre me enseñó a distinguirlo de pequeña. Si se veían constantes ráfagas de luz, era una estrella, ya que tienen constantes explosiones. En cambio, si era una luz constante, se trataba de un planeta.
Pero llegó un momento en el que mi cuerpo necesitaba salir de esa rutina, y desde el
momento en el que tome esa decisión todo de fue a la mierda.Me fui de nuestro pequeño paraíso dejando atrás el futuro perfecto que estábamos construyendo juntos.
Pero no podía irme sin tener una forma de comunicarme con Rio. Me dio un teléfono que habría comprado en negro a un Libio prometiéndole que no podrían rastrearle con el. El se quedó otro igual. Por esa mierda de decisión, cogieron preso a Rio y me sigo sintiendo culpable por ello.
Pero ya nada es lo mismo. Desde aquello nos atrapó la ola. El atraco... la presión... el ser millonarios. Le he echado de menos pero ya no le veo igual, ya no siento lo mismo por él. Al fin y al cabo es un crío y yo necesito algo mas que eso en mi vida.
Y aquí estoy. Escribiendo esto antes de salir de esta puta cárcel en la que hemos estado encerrados varias semanas. La operación del Banco Central ha sido mucho más jodida pero lo hemos conseguido Alicia. Te hemos hecho jaque mate y no hay vuelta atrás. Por un momento creí que podrías ganarnos, pero al profesor no le gana ni dios. Se feliz con tu bebe y con el padre. Ay mi Arturito... Necesito muchos más dedos en las manos para contar todas las mujeres con las que le ha puesto los cuernos a su mujer. Te propongo un nombre. Denver. Denver Román Sierra. Seguro que le encanta.
Ah y otra cosa inspectora. Nairobi y yo llevamos saliendo unas semanas, así que si quieres hacerme daño deberas torturarla a ella esta vez... pero eso sí, antes tendrás que encontrarnos y esta vez lo tienes jodidamente imposible. Empieza el matriarcado inspectora. Hasta siempre.