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Con pasos lentos Doyoung se dirigía a la tienda, aún era temprano y como amaba ese aroma fresco-húmedo de las mañanas él podría tardarse horas incluso si la tienda quedaba a solo una cuadra.

Cuando llegó, de manera amistosa sonrió al vendedor, pidiendo algo clásico en este día.

Él lo sabía.
El vendedor lo sabía.

Velitas blancas aromáticas.
Ten iba a odiar que fueran blancas, pero a Doyoung le gustaba esa carita que ponía cuando se molestaba.

"ㅡDoyoung, ya deja esooㅡ.
Mencionó el de nariz respingada. No le gustaba cuando su novio quería gastar su paciencia.

ㅡVamos Angelito de leche, tu me pediste que comprara cortinas para nuestra nueva habitación.ㅡ río mientras se acercaba por su espalda para rodear la pequeña cintura ajena.

ㅡPero no blancas!ㅡ cubrió su rostro, sabía lo que intentaba y lo odiaba en cierto modo por ello.

ㅡcombinan con tu piel, déjame.ㅡ susurró besando el hombro descubierto del más bajo."

Negó ante tan lindo recuerdo y se puso nuevamente en marcha hacía su hogar.
Y bueno, con el humor y el clima del día se animó a comprar rosas blancas, sí.

Ten las iba a odiar.

A penas llegó a su hogar fue a prepararse un té, necesitaba darse valor y calor al cuerpo.

Una vez terminado el famoso té se dispuso a arreglarse, comenzó por bañarse y cambiarse ropa.
Algo sencillo, camiseta celeste y jeans normales. Sí, estaba intentando ser formalmente lindo para su novio. (Y eso hizo poner sus mejillas de un suave color rojizo.)

Se miró hacía el espejo una última vez para confirmar que todo estuviera bien y tomó las llaves de su auto, las velitas y las rosas recién compradas.

Su próxima parada quedaba fuera de la ciudad, él siempre pensó que Ten siempre tendría lo mejor de lo mejor y bueno, él se aseguraría de ello siempre.

Luego de casi 1 hora manejando, casi porque bueno, fueron 53 minutos pero Doyoung parecía no tolerar la idea del número 53.
Como tampoco podía tolerar la idea de estacionar el auto en cualquier lugar, intento dar lo mejor de sí buscando un buen espacio en el estacionamiento y ahí se fueron unos 12 minutos pero Doyoung no tenía prisa.

Jamás andaba apresurado cuando se trataba de Ten.

De su lindo angelito de leche.

Decidió que ya era hora de ir junto a su amado, asi que tomó todas las cosas en sus brazos y partió caminando por el largo pasillo de cerámica, donde sus zapatos metían bastante ruido.

Había tanto silencio que en cierto modo su propio ruido al caminar pudo tirar lejos su nerviosismo. Se adentró aún más en el lugar, casi al final y por el césped, sí.
Él creía que era el mejor lugar sin duda.

Una sonrisita tan brillante se mantuvo en su rostro durante toda la trayectoria hasta ahí.

Ahí estaba.

Perfecto, hermoso.

Lo mejor que le pudo pasar en su vida.

ㅡLamento tanto la tardanza, sabes que soy un tarado que disfruta sus paseos mensuales.ㅡ
Se agachó para terminar sentado junto a él y pronto se encontró riendo suavemente mientras se disponía a abrir las velitas y a encenderlas con cuidado.ㅡ te traje flores, hoy quise ser detallista, ya ves.ㅡ seguía prendiendo las velas, estaba paranoico por algún accidente con ellas.

ㅡSe que odias el blanco, no necesitas decirlo, bobito. Pero...ㅡ mordió su labio ansioso.
ㅡNo puedes negar que amas las rosas, ingñññ.ㅡ suspiró sonrojado, odiaba hacerse el tierno pero Dios, con Ten le salía todo tan natural.
Podría estar hablando como imbecil para toda la vida y el estaría feliz.

ㅡSabes...ayer recordé nuestro primer beso.
¿Lo recuerdas tú?ㅡ Su corazón latió tan rápido en aquél momento ya que, al preguntarlo el fresco viento sopló más fuerte que de costumbre.
Su sonrisa se hizo aún más grande.
ㅡEstaba dandolo todo por intentar conquistarte...y tú aún todo pequeño y sonrojado aceptaste darme la mano incluso si me sudaba a mil por hora.ㅡ su mirada concentrada en él aún, sus ojitos tenían ese característico brillo.

Sus sentimientos seguían intactos después de tanto.

ㅡY luego en un simple y mugroso café te robe ese beso que estoy seguro tú piensas que fue el peor beso de tu vida.ㅡ
Acarició con cariño el césped, recordar esos momentos le hacían ponerse meloso.

ㅡPara mi fue...nervioso, inexperto, lo sabes.
Pero nunca me arrepentí de ello y ahora, en este silencioso presente me doy cuenta que fue lo mejor que pude haber hecho, angelito.ㅡ
Una lágrima cayó suave por su mejilla, casi acariciandole.

Doyoung puso su mano sobre el nombre en la lapida y le acarició con dulzura.

ㅡTe amo, lo sabes?
Y yo...te extraño.
Realmente te extraño, corazón.ㅡ
Su voz pareció romperse con cada palabra que salía de su boca.

Sin vergüenza se levantó y besó la lapida.
Tenía fe en que la calidez de sus labios llegarían a algún lado, que sus charlas llegarían a algún lado.

Que sus te amo llegarían a algún lado.

Había pensando ello durante los últimos 5 años.

ㅡAparte de odiar el blanco, odias verme llorar...pero lloro porque te amo, no pienses mal, me hiciste el hombre más feliz en la tierra.ㅡ suspiró por última vez, ya debía irse. Prometió reunirse con Jungwoo luego.

ㅡEs una lástima que el destino si quisiera convertirte en un verdadero Ángel, pero no te preocupes por eso, siempre lo fuiste a mis ojos.ㅡ sonrió por última vez y se retiró.

"ㅡNo odies el blanco, corazón.
Es solo un color. Vamos.ㅡ sujetaba las manos de su novio con fuerza, sentía una angustia enorme cada vez que le veía así.

ㅡEs fácil para ti decirlo, tu no estás en el hospital a diario.ㅡ Ten desvío su vista hacía la enorme ventana de su habitación. Quería morir.

Doyoung solo río ante sus palabras.

ㅡ¿Seguro que no estoy diariamente aquí?ㅡ
Ten volvió a mirarle, solo que sorprendido y avergonzado. ㅡ¿Ves? Ahora, deja de odiar todo. Te estás haciendo gruñón grrr.ㅡ
Mencionó Doyoung antes de tirarse sobre él y comenzar a darle mordiditas, haciendo que Ten ahogara su habitación en risas y en "Doyoung deja eso".

Through the sky ㅡ DotenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora