Kings Landing
Aquella mañana, pese a estar bajo el invierno más crudo del que se tenía registro, el dorado bañó las costas de la capital. Cuatro barcos bien equipados, con altos estandartes de hilo de oro ondeaban sobre las calmadas olas de la Bahía Blackwater.
«Cuatro —pensó Jaime— Ningún ejército usaría solo cuatro barcos.»
Y menos aún el de la Compañía Dorada, el ejército de mercenarios más famoso de las Ciudades Libres. Según lo estimado por Qyburn, la Compañía consistía en cerca de diez mil hombres. Ni siquiera si todos eran del tamaño de Tyrion, podrían ocupar únicamente cuatro navíos.
—Lord Comandante
—un joven guardia de la Casa Tarly irrumpió en su alcoba— La Reina solicita su presencia en el Salón del Trono.Jaime gruñó una respuesta afirmativa para despachar rápido al muchacho. Cuando estuvo solo, se cubrió el jubón de terciopelo con las pesadas placas negras de la Guardia Real.
Desde su ventana, no veía ningún vestigio de barcos Greyjoy. Pensó que a lo mejor, Euron Greyjoy había fracasado de forma majestuosa en sus negociaciones con los mercenarios. Y que la llegada de esos pocos barcos era una buena señal.«Si Cersei no tiene a sus mercenarios, no le quedará más opción que rendirse ante la Targaryen.» Aquél pensamiento revoloteó en su mente algunos segundos. Pero conocía demasiado bien a Cersei, ella preferiría ser fundida junto con el Trono antes de doblar la rodilla ante alguien más.
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El Lord Comandante llegó al Salón del Trono usando los pasillos traseros del salón de reuniones que solía usar el Consejo de Robert Baratheon.
El Gran Salón estaba ocupado por poca gente. Tres eran guardias de su hermana, y los otros seis hombres eran completos desconocidos.—¡Ah, el famoso Jaime Lannister! —exclamó con sorna uno de los hombres, tenía un parche de cuero en el ojo y al hablar se ralamía los oscuros labios azulados— De seguro ya no se acuerda de mí, pero yo me acuerdo bien de usted. Lo vi luchar en las Islas de Hierro... Claro que entonces tenía dos manos —bufó.
—Euron Greyjoy —replicó Jaime— Sí... Sí lo recuerdo —admitió para su pesar— Usted tenía dos ojos.
El Greyjoy soltó una risotada bulgar que resonó por mucho rato en la habitación vacía.
—Ya han tenido suficiente charla sobre las cosas que perdieron —interrumpió Cersei, con tono arrogante— Euron ha conseguido a la Compañía Dorada para mí.
Quien se presentó como el líder de la Compañía, era un sujeto que parecía pequeño como guerrero. Corpulento, con una gran cabeza redonda, amables ojos grises y pelo ralo que se cepilla a hacia los lados para disimular las calvas.
Como muchos de los de su oficio, el comandante mantenía sus riquezas terrenales sobre sí mismo: llevaba una espada enjoyada, armadura con incrustaciones, pesados toques y ricas sedas bajo el acero.—Harry Strickland —dijo Jaime— He oído mucho sobre usted.
—También se oyen historias sobre Jaime Lannister del otro lado del Mar Estrecho —dijo Strickland con una media sonrisa.
«Ya me imagino que tipo de historias.»
—¿Cuántos hombres tiene, Capitán Strickland? —preguntó el Lannister, sin más— Por lo que pude ver, solo son cuatro barcos los que ha anclado en las costas. Y los hombres que tiene en este salón no llegan ni a los diez.
Harry y Euron Greyjoy intercambiaron miradas. Euron fue quien habló.
—Le traje diez mil hombres a mi Reina —le hizo una reverencia a Cersei— Cuatro barcos han llegado a la capital, con sólo mil hombres repartidos entre cada nave.
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Los Últimos Reyne II | Fanfic GOT
Fanfic«Pero ahora lluvias lloran en su salón, con nadie que las escuche. Sí, ahora las lluvias lloran en su salón. Y no hay ni un alma para oír». Después de la fallida rebelión de la Casa Reyne contra los poderosos Lannister de Roca Casterly; Tywin Lannis...