No iba a suceder de nuevo, ya no me iban a molestar, me iba a librar de todos los problemas que me taladraban la mente día a día, todo eso se iba a esfumar, yo me iba a esfumar.
Puede que no sea la mejor solución que exista, pero es lo mejor para mí, es lo que yo siento correcto.
Le diré adiós a esta vida, estoy a dos pasos de mi salvación.
DOS MESES ANTES:
Mi nombre es Berth, soy un chico normal,tengo 15 años,voy a la secundaria, leo mucho,duermo,todo lo que hace un chico normal.Mi aspecto físico es algo...¿Desaliñado?, siempre estoy despeinado, uso la misma ropa constantemente, todo mal, según mis padres.
Mi pelo es de un color castaño claro, y mis ojos son de un marrón claro, medio amarillento.
Mis padres son Erik, un militar retirado con adicción al alcohol, y Rebbeca, una cajera caída en las drogas. Son una pareja muy disfuncional, pero que dentro de todo se ama.
En la escuela nunca fui el típico chico popular al que todos quieren, y arman una ronda al rededor de él simplemente para charlar. Nunca tuve muchos amigos, bueno, diciendo eso me quedo corto, nunca tuve amigos, pero eso cambió cuando empezó este año, donde me encontré con una chica que me entiende y puedo charlar abiertamente con ella sobre cualquier tema.
En mi clase están los típicos agrandados que hacen bullying a todo dios. Bueno, mi situación no era muy diferente. Me lanzaban papeles, pegaban chicles al pelo, me ponían apodos, y cosas peores. Han llegado a poner una rata muerta dentro de mi mochila. Bueno, cosas de todos los días. Mi apodo estrella es Bertha, proporcionado por el genio de Albert, uno de los estúpidos de mi clase.
En el amor es más de lo mismo, nunca tuve gran éxito, pero en este momento, poco me importa realmente. No he tenido ninguna relación con nadie y no creo tener, pero no me interesa realmente.
Esa amiga de la que hablé, se llama Katherin, es una chica de pelo castaño muy claro, creo que se lo tiñe, aunque me lo niegue. Sus ojos son de un azul marino muy lindo y sus labios siempre están pintados de un color rojo intenso que se ve a dos cuadras de distancia. Ella siempre está ahí cuando la necesito, puedo confiarle cualquier secreto, pero hay uno que prefiero no contarle aún.
Lunes, 6.15 a.m:
Recién me levanto, aún tengo puesto mi pijama a cuadros, estoy escuchando un poco de música mientras se calienta el agua para el café. Estoy buscando el buso que siempre uso para ir a clase, pero no lo encuentro. Doy media vuelta, y veo el buso en el lavarropas, ahora resulta que mi madre puso a lavar la ropa un domingo a la noche. Bueno, no importa, me pondré alguna otra cosa que encuentre.
Preparo mi café, me cambio y me siento a mirar un video en Youtube mientras desayuno. Katherin me escribió diciendome que estaba fuera de mi casa, lo cuál me resulta raro porque siempre llega 6.45, pero esta vez llegó 6.23. De todos modos, le abro, y la veo con un abrigo que le tapa desde la nariz hasta las rodillas, una bufanda de color anaranjado, y unos guantes negros de lana.
-¿Qué pasa?-Le pregunto.
-Tengo frío-Responde.
-Me refiero a la hora-Digo extrañado.
-¿No es la hora de siempre?-Pregunta con cara de perdida.
-Son 6.23, tú siempre llegas 6.45-Digo.
-¡¿Qué?!,mierda, mi reloj se adelantó de nuevo-Se queja Katherin.
-Jaja, tranquila, ven, pasa-Le digo abriendo la puerta en su totalidad.
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Last Opportunity
RandomBerth es un chico que lucha por hacer las cosas bien, aunque no simpre lo consigue, eso lo lleva a tener que decidir una cosa muy seria.