Hoy, mi día comienza algo antes de lo normal. La alarma de mi móvil empieza a berrear a las 5:30 AM. La apago deseando que sea una broma y que en verdad pueda dormir al menos 5 horas más.
Toda esta tortura matutina es consecuencia directa de haber perdido una apuesta con mi amigo Abraham, y su premio fue hacerme sufrir lo que queda de semana yendo a correr con él y con los demás miembros del equipo.
Ahora que lo pienso, yo estoy aquí contando mi vida sin ni siquiera haberme presentado. Mi nombre es Anneliese Ginebra Knight aunque, por favor, no me llaméis así. Todos (hasta los profesores) me llaman Angie desde que tuve el vocabulario suficiente como para decirles a mis padres que me pusieron el nombre más horrible y pomposo que existe.
Es fácil adivinar por mi nombre, que no soy española. Nací en un hospital de Londres hace exactamente 16 años y 3 meses, y me mudé aquí hace 3 por motivos personales que prefiero no mencionar.
Para hacerlo todo más sencillo de visualizar, os diré que soy mas o menos alta (1'70 cm), considerablemente delgada (dado que soy bailarina), pelirroja y con los ojos castaños. Algo más o menos normal en Irlanda, poco frecuente en Inglaterra, e insólito en España. Podría decirse que ese es el verdadero motivo de mi popularidad: llamo la atención.
Llamar la atención suele traer dos posibles resultados: o se ríen de ti, o eres de los que se ríen de los demás. Hace un tiempo decidí no ser de ninguno, pero supongo que el haber pasado gran parte de mi niñez siendo una zorra manipuladora y sin escrúpulos hizo que no se notara demasiado en la actualidad, aunque como ya he dicho, no me gusta hablar del pasado.
No tengo hermanos, ni prácticamente familia. Bueno, en realidad si que tengo familia aunque no la conozco, con lo que mi círculo social (y dado que vivo interna) se limita a mis amigos del Olympo. Lo malo de estos grupos es que aunque parezcamos una piña unida desde fuera, la mayoría ni nos soportamos. Yo, en particular, solo mantengo una verdadera amistad con 6 o 7 personas de mi entorno. El resto, son simples conocidos a los que soporto de buena gana o gilipollas a los que me veo obligada a soportar. Pero así es la vida en el Olympo.
Y creo que ya no necesito añadir más información sobre mí, ya me iréis conociendo con el paso del tiempo, supongo. Con lo cual podemos volver de nuevo a mi día...
Me pongo un pantalón de deporte negro corto y un top deportivo de los que uso para baile. Recojo mi pelo en una coleta alta y me hecho un poco de cacao, ya que son las seis de la mañana y como que paso de maquillarme para salir a correr.
Al final, salgo del dormitorio intentando hacer poco ruido por el pasillo ya que son las 5:54 AM y no quiero que nadie me crucifique pero mis intentos, como de costumbre, son en vano. Justo cuando estoy a punto de volver la esquina para bajar las escaleras, Caro me toca el hombro por la espalda. La pobre aún tiene los ojos pegados por el sueño y, lo que creo que son marcas, provocadas por dormirse de nuevo sobre su teléfono, dibujadas en la cara.
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Hipótesis: ¿Qué pasaría si...?
Подростковая литератураAl principio todo es simple, dos chicas conocen a dos chicos y surge la magia. Aunque resulta obvio que nuestra historia no podía acabar ahí, ¿ verdad? Conforme acaba el verano, acaba la simplicidad, y la vuelta al instituto lo pone todo patas arrib...