Amor en un videojuego (Kirito x Sinon)

Capítulo 11.5: Una pequeña charla

A la salida de Kirito del trabajo, sus compañeros se encontraban sentados en la sala del refrigerio esperando que llegue su transporte para llevarlos a casa. La rubia, Alice, estaba sentada con las piernas cruzadas, tomándose un vaso de refresco, mientras Eugeo, sentado delante de ella, tenía las manos en la mesa con un trozo de pastel a medio comer en frente.

—Entonces—dijo Alice dejando el vaso en la mesita—. ¿Crees que sea buena idea esto?

—¿Qué?—preguntó Eugeo con una delicada voz masculina—. ¿La historia de nuestros protagonistas? A mí me gusta.

—No—negó Alice, mirándolo a los ojos—, es sobre si Kirito podría estar bien acá, ya sabes que anteriormente el dueño era Kikuoka-san—apoyó los brazos en la mesa—. Escuché que han tenido problemas.

—¿Eh? Pero si a Kikuoka lo despidieron a la fuerza los del gobierno y nos dieron a nosotros la empresa para no cerrarla—respondía él extrañado comiendo un poco de pastel.

Anteriormente, Seijirou Kikuoka era el productor de este programa, Underworld, y quería clonar almas de recién nacidos para adentrarlas en un juego en la que el tiempo pasa mucho más rápido que en la vida real. ¿Y cuál era su propósito? Era crear soldados, hacer batallas con almas reales de personas "virtuales", y así evitar las guerras reales—según él—, pero ese intento sólo causó problemas, además de que murió una persona al entrar al juego y quedarse allí mucho tiempo.

—Escuché que Kikuoka-san manipuló a Kirito para entrar en un juego llamado... ¿GGO?—agregó Alice—. ¿Y qué pasa si vuelve acá?

—No te preocupes, es imposible que vuelva—decía Eugeo serio y confiado, para luego sonreír y terminar su pedazo de pastel.

En ese momento, una persona entró a la empresa.
Era una chica joven, de cabello largo, que usaba unas gafas de sol, una chaqueta marrón, usaba falda y botas largas de color rojo. Se acercaba a Alice y Eugeo, quienes seguían sentados en su mesa de descanso.

—¿Y usted qué hace acá?—preguntó Alice.

—¿Así que esta es la empresa RATH de Tokio?—preguntó a su vez la chica—. Vengo a hacerles unas preguntas.

—Estamos a punto de irnos... Puede venir luego si quie...—la interrumpió.

—Será algo rápido. Sólo unos minutos.

Alice, no muy convencida se cruzó de brazos y la miró atentamente.

—Adelante.