Capitulo 9: Consecuencias

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Mingyu va a mi bolsa de viaje cuando regreso al hotel Wink. Mi parte favorita de todo esto es que no se detiene cuando entro en la habitación.

—Hola —dice. Él saca mi camisa de vestir negra Hugo Boss, luego la lleva hasta su nariz y huele fuertemente.

—Amigo. Detente —Le quito la camisa de las manos y la lanzo en la cama.

—Me encanta tu olor —dice con su voz de pollo.

—Tú y todos los demás, mi amigo —Me dejo caer hacia abajo sobre una de las camas de tamaño queen, metiendo las manos por debajo de mi cabeza y cruzando los tobillos—. ¿Qué estás haciendo aquí?

—Vine a pegarle a mi coleccionista preferido una visita. ¿Eso está permitido?

Mingyu me saca los zapatos y los sostiene en alto para ver si mis pies son más grandes. Arrugo la camisa Boss y se la tiro a la cara.

—Deja de ser espeluznante, Mingyu.

—¿Qué? Estoy buscando algo para conectar. Hombre, tengo que tener sexo. Quiero decir, por otra persona que no sea tu madre.

Salto de la cama y vuelo por la habitación, con las manos en puños.

—Estoy jodiendo contigo, amigo —Mingyu levanta las manos en señal de derrota— Lo siento, broma de mal gusto.

—Mingyu, te juro que voy a sacarte el brazalete si alguna vez hablas de mi madre otra vez.

—No lo harías. Tú me quieres demasiado —Él me da su sonrisa de vendedor de automóviles, yo cruzo la habitación y caigo de nuevo en la cama—. Además, ¿quién necesita este maldito brazalete, estoy en lo cierto?

Por un instante fugaz, considero decirle lo que yo sé la historia de donde vienen nuestros brazaletes. Pero no voy a romper la confianza entre El Jefe y yo.

—Entonces, ¿cómo te va con el chico? —pregunta.

Lo miro por el rabillo de mi ojo.

—¿Cómo lo sabes?

—¿Es una broma? Todo el mundo lo sabe. Eres la comidilla de la ciudad, niño bonito.

El hecho de que todo el mundo conoce mi trabajo me vuelve loco. Ahora se siente como que hay esta enorme atención sobre mi espalda, y todo el mundo tiene permitido ver.

Informo a Mingyu de casi todo, incluyendo la parte de los sellos rosa. Pero decido no decir nada acerca del coleccionista fuera de la casa de Seungkwan, sobre todo porque no 
quiero parecer paranoico. Cuando terminé de hablar, el rostro de Mingyu flaquea. Empuja mi maleta en el suelo y se sienta en la cama opuesta.

—Yo no sabía que ese era el por qué El Jefe te envió a coleccionarlo. ¿Realmente crees que él tiene la capacidad de neutralizar nuestros sellos?

Asiento con la cabeza.

—¿Qué vas a hacer?

Pongo la mano en mi frente. La verdad es que no sé muy bien lo que voy a hacer. Me he demostrado a mí mismo que puedo empujar a Seungkwan al pecado. Ya he sellado su alma una vez. Pero ¿cómo voy a hacerlo las veces suficientes para coleccionarlo en menos de diez días? El peso de esta asignación de repente se siente como si estuviera sentándose en mi pecho, como una grasosa morsa simplemente pasando el rato.

—¿La verdad? No estoy muy seguro —le digo—. Pero he estado pensando. De nosotros seis coleccionistas, siempre he sido el de mejor desempeño. Le he traído al El Jefe más almas en dos años que los demás han hecho en diez —Miro a Mingyu—. Sin ánimo de ofender a los otros.

El Coleccionista - Verkwan (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora