Toma la vida por los cuernos

Capitulo 3 Hogar Acogedor

Todo iba bien, todo iba miel sobre hojuelas, o más bien, queso sobre pan para pizza, Salía ocasionalmente con rudo en las noches después de que saliera del trabajo, decía que haría entregas nocturnas para tener más dinero y comprar más coca y pizza, lo cual todo parecía normal, aunque cuando mi familia me veía pegado al celular sentía que ellos sospechaban algo, pero no me decían nada, hablábamos más que nada con Rudo de cómo iba nuestro día, me mandaba fotos de como preparaba la pizza, era como ver porno de comida, la salsa de tomate untándose en la masa, el queso mozzarella espolvoreado, los cubos de jamón cayendo, era magnifico, una danza gastrono-erotica y yo a veces le mostraba las botellas de torito en el refrigerador, o en un vaso con hielo, nada más, fueron largos días que solo hacíamos eso, contarnos nuestro día a día, no era la gran cosa pero nosotros nos sentíamos bien con eso, escucharlo me daba una extraña sensación de satisfacción. Rudo trabajaba arduamente en la pizzería que estaba en un parque mejor conocido como "los lagos" eran un grande lago dividido en 3 con aguas verdes y posiblemente radiactivas, aunque era sorprendente ver uno que otro pez, tortuga o patos nadando en ellas, esa pizzería era la única, de la zona lo que le daba unos ingresos bastante buenos , tan buenos que incluso fueron capaces de hacerse dos con pequeñas terrazas, eso demostraba dos cosas, el dueño se está bañando en oro y que Rudo se pasa todo el día en chinga preparando esas pizzas de viernes a miércoles, un trabajo pesado, lo sé porque amasar pan es duro, yo he amasado y te deja con una sensación en los brazos como si tuvieras un suéter dentro de la piel, con un mandil blanco, un pañuelo en la cabeza dejando salir sus cuernos y una playera blanca Rudo amasaba en la pizzería para preparar más tandas de pizzas, él no estaba solo preparando tiene un par de compañeros que lo ayudan, azotando la masa en la mesa de aluminio, cuando estaban listas las ponían en las fermentadoras de los hornos durante unos minutos y las sacaban para cortar porciones y amasarlas, darles esa forma circular, untar de salsa, poner queso y muchos ingredientes más dependiendo de qué tipo seria la pizza, hawaiana, con champiñones, tres quesos, chorizo, mexicana etc. Limpiaban su área de trabajo y esperaban a que saliera la pizza para dejarlas en los mostradores o las almacenaban en un horno caliente a temperatura muy baja para que no se enfriaran, en el tiempo libre que tenía Rudo fue a su mochila, tomo su teléfono, se relajó un poco refrescándose con el aire, secaba su sudor de su frente con su ante brazo, tomo su teléfono y me llamo

-entonces que, vas a venir o que-

-no lo sé, no me he decidido-

-no te hagas del rogar, vamos, ya he ido varias veces a tu casa, te toca venir a la mía, vivo solo no pasa nada, yo te traigo de regreso, ya sabes-

-ay pero que toro tan necio, que bárbaro sujeto

Se rio en la bocina del teléfono caminado de un lado a otro

-bueno, ya que, voy a la pizzería, ahí guárdame una rica y deliciosa de hawaiana y de ahí nos vamos a tu casa-

-la pizza guárdatela para otro día, que voy a llevar algo para cenar en mi casa, está bien chingón ese lugar-

-está bien, pero no se te olvide-

-no se me olvida, ya me tengo que ir, ya me están hablando-

-suerte torete-

-gracias hasta más tarde-

Colgó el teléfono y regreso a la cocina, no tenía nada que preparar solo llevar algunas cajas y costales de harina, faltaban un par de horas para que el toro saliera del trabajo, a veces le tocaba reabastecer los refrigeradores de yogurt, zarza parrilla y quesos o las neveras de helado y paletas, pero lo que mejor se le daba era preparar la pizza, a la hora de su salida tomo sus cosas, y se fue al bar de su amigo Guillermo, se sentó en la barra, el tigre lo vio y entro en la cocina, tardo unos breves minutos en salir y le puso una bolsa bastante grande frente a él, tomo una botella de cerveza, la destapo y también se la puso junto la bolsa