Capitulo 12: Los Verdaderos Sentimientos de la Loba

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—Papá —lo llamó James mientras que terminaba de limpiar el globo terráqueo que se encontraba en la mitad del aula de Defensa Contra las Artes Oscuras. Harry de volteó ante el llamado en dirección hacia su hijo.

James dobló el paño que estaba utilizando y se giró hacia él tragando saliva.

—Sé que no fuiste el primer novio de mamá —comenzó bajando la mirada—. ¿Cómo se sentía cuando estaba con alguien más?

Harry caminó hacia James con los brazos cruzados a la altura de su pecho. La tristeza en la cara del chico era notable y todo él emanaba pena.

—¿A qué viene esa pregunta, Jamie? —duda Harry apoyándose en el respaldo de su silla.

Por primera vez desde hace mucho tiempo, James levanta la mirada dejando ver una lágrima única recorriendo su mejilla. James Potter nunca llora, y cuando lo hace, lo hace en privado. No porque de sienta débil, si no porque nunca tiene nada por lo que llorar.

Parecía triste, pero la verdad, es que aquellas lágrimas eran más por furia, por enojo, por odio.

Estaba llorando de la rabia.

—Eloide —su nariz constipada suena cuando respiró muy fuerte en un intento de que no se le caigan los mocos. Las lágrimas estaban mojando todo su rostro mientras que él achinaba los ojos. Harry al verlo corrió hasta él—. M-Me... me engañó.

Harry sé quedó en silencio, viendo como su hijo soltaba un grito doloroso, que hizo eco por toda el aula. Era un grito de dolor, de sufrimiento. Sus rodillas se dejaron caer y sus piernas cayeron al suelo mientras que el alarido sonaba, provocándole tristeza a cualquiera que lo escuchara.

James paró de gritar al sentir las manos de su padre en sus hombros. El papá de James estaba nervioso: solo unas cuantas veces lo había visto llorar, y esas veces fueron hace muchos años. No sabía como ayudarlo.

—La odio, papá. —Harry lo agarró por el cuello y lo atrajo a su pecho, mientras que su hijo soltaba un grito ahogado—. La odio tanto.

—No, no la odias, James. No importa cuantas veces te hagan daño, cuando comienzas a amar a alguien, nunca dejas de hacerlo —hablaba Harry calmado, casi en un susurro—. Recuerdo que una vez te dije que el amor es la magia más peligrosa que existe. —Poco a poco, James de calmaba, al punto de ahogar sus lágrimas—. Es muy fácil quedar hechizado, pero muy difícil salir de él. Por ende, la vas a seguir amando.

James comenzó a balbucear. Repetía entre sollozos la palabra "no", pero Harry lo contradecía.

—Sí, James, sé que duele: sé que un corazón roto duele mucho, pero es muy difícil olvidar un amor. Demora meses; años. —Cada palabra de Harry se sentó como una apuñalada en el pecho.

—Lo odio a él. Lo odio.

—Yo sé, James, yo sé, pero guardar rencor en tu interior al único que le va a hacer daño es a ti, porque él va a seguir caminando normal sin saber que tú te mueres por matarlo en tu interior. No ganas nada odiando a alguien que lo único que hace es ser indiferente a ello: lo que te queda es ser indiferente también.

James analizaba cada palabra de su padre en su mente. ¿Como podía ser indiferente si cada vez que veía a Jonah le daba ganas de ahorcarlo?

—Ella no sabe que lo sé. No tengo ni idea cuanto tiempo me lleva mintiendo, papá —confesó el chico separándose de los brazos de su padre—. ¿Ahora que hago?

—Un sabio consejo sería que enfrentes el problema y que termines con Eloide, pero eso solo haría que tu corazón sufriera el doble. —Harry de frotó la cien, dudando si lo que iba a decir era sabio o no—. Sé indiferente, James: cada vez que la veas abrazándote o, fingiendo amarte, te irás dando cuenta lo falsa que es: te dará tiempo, porque sé que no estás preparado para verla por los pasillos con él. Tómate el tiempo que necesitas para sanar. Luego, romper con ella será más fácil. Indiferencia.

James Potter y la Perla Encantada #JP4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora