El humo del cigarro se elevó sobre su cabeza tras la tercera calada. Enero estaba alejándose después del horror de los últimos exámenes y todavía hacía frío suficiente como para sentir que se congelaría vivo en cualquier momento. Había hecho el examen de Farmacología con las manos heladas. Cuando lo entregó temblaba, y no por culpa del trabajo realizado. Vamos a ver, si estaba seguro de todas y cada una de las respuestas, ya se olía la matrícula de honor. Pero claro, los de administración de su facultad eran unos listillos que preferirían matarlos de hipotermia antes que gastar en calefacción. Malditos tacaños.
Estaba dando la quinta calada cuando vio aparecer la siempre impecable silueta de su novio a unos cuantos metros, recorriendo el patio que separaba sus edificios para llegar hasta él. Su gabardina beige ondeaba a su alrededor, elegante como solo él podía ser. No había otro tío de veintipocos años en el mundo con esa misma aura de imponente majestuosidad. Wei Ying se encontraba sentado en el respaldo de un banco —que no en el banco en sí, no, en el respaldo estrecho y helado— fumando tranquilamente mientras le esperaba. Al ver aparecer a Lan Zhan, golpeó con un dedo el cigarrillo e hizo que la ceniza se desprendiera. Sabía que había visto el humo y sabía que, incluso sin distinguirlo por la distancia, una leve expresión de desaprobación se había hecho cargo de su mirada. No le culpaba, él tampoco estaba del todo contento con ese hábito adquirido dos meses atrás. Había empezado a fumar hacía poco tiempo, apenas un mes después de la muerte de sus padres adoptivos. No estaba muy seguro de por qué lo había hecho, simplemente pasó. Jiang Cheng y él estaban en la más absoluta mierda y un día les dio por comprar un paquete de tabaco, para desgracia de los hermanos Lan que detestaban esa decisión. Por suerte para ellos, tampoco fumaban demasiado. Aunque por desgracia, sobre todo para él mismo, Wei WuXian era un fumador rápido.
Cuando Lan WangJi llegó a su altura, del cigarro que había encendido nada más salir del examen no quedaba más rastro que unas cenizas sobre la madera del banco y una colilla marchita. Le tentó encender otro, pero desechó la idea. No sería la primera vez que el futuro abogado le echaba la bronca —siempre leve— por fumar y aunque en otras condiciones no le habría importado, no estaba de humor. Los exámenes le habían agotado más de lo que creía al entregar el último.
-Por fin soy libre. -Habló a modo de saludo cuando su novio se encontró a menos de cinco metros de él. Lan Zhan asintió, tan impasible como siempre-. Y debo decir que este último examen lo he bordado. ¿Qué tal los tuyos?
-Mañana me dan la nota del último.
-Ese era el de Mercantil, ¿verdad? -El menor de los Lan le respondió de nuevo moviendo la cabeza-. Y deduzco que vas a volver a hacer pleno de matrículas, ¿a qué sí?
-Probablemente.
-Qué suerte. Yo creo que me llevo dos y dando gracias. -Suspiró mientras se ponían en camino, resignado pero sin saber muy bien a qué-. Nos merecemos un premio, Lan Zhan. ¿Qué tal si vamos al Haunted a tomar algo? Hace mucho que no te pasas, y así les aviso de que me puedo reincorporar la semana que viene.
Lan WangJi no dijo nada, no tenía por qué. Se limitó a asentir, a cogerle la mano y a encaminar sus pasos en la dirección sugerida. En mitad del campus, Wei Ying le plantó un beso en la mejilla, esbozando una sonrisa. No brillaba como el sol, pero era tan bonita como un collar de estrellas. Y aunque hacía mucho tiempo le habría dado una vergüenza increíble por el mero hecho de tener a algún que otro espectador —que ni siquiera les estaba mirando—, aquel Lan Zhan universitario le respondió con toda la tranquilidad del mundo y un beso en los labios.
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Kissing [WangXian] [Mo Dao Zu Shi fanfic]
FanficA veces los abrazos se quedan cortos. Los besos también suelen, por eso a Wei WuXian le gustaba tantísimo pasar a palabras mayores, pero los besos es verdad que suelen ser capaces de dar una mejor definición del estado de una relación. ¿Eran amigos...