parte única

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El castaño tomó un cigarro y lo encendió. Miraba el atardecer como si fuera la escena más bella que había visto en toda su vida.
Con asombro e incredulidad.
¿Cómo había algo tan hermoso como el cielo en un mundo tan podrido?

Sintió los pasos detrás de él y se giró, vio a un hombre delgado que le hizo una reverencia al notar su presencia y le brindó una sonrisa. Se paró a unos cuantos pasos de él viendo a la misma dirección.

─¿Puedo? ─preguntó por el cigarro que seguía entre los dedos de Johnny, quien solo se lo extendió y vio a su acompañante ponerlo entre sus labios.

Una hilera de humo salió por su boca junto con un suspiro. Recibió el cigarro y miró un momento al joven que se lo había entregado. Johnny estaba equivocado, el cielo no era lo más hermoso en este mundo.

─Kim Doyoung, estoy a sus órdenes Gerente Suh ─mencionó sarcástico, con la mirada perdida y a la vez clavándola en los ojos del más alto. De mirada fiera. Sus ojos eran rasgados y finos, seductores y tiernos, eran como dos pozos de agua azulina y Johnny, tenía miedo de mojarse.

─No son necesarias tantas formalidades. Llámame por mi nombre.

─Muy bien, Johnny.

Sintió una extrema dulzura al escuchar su nombre pronunciado por esos labios. Johnny quería enamorarse tanto pero no podía.

Lo miró de reojo al joven de 23 años. Con la mirada fija en los colores que bailoteaban alrededor del Sol y sobre las nubes que se balanceaban al ritmo del silbido del viento.

Ambos se quedaron admirando el atardecer por aquellos minutos faltantes. El momento en el que el Sol dejaba de verse, se escondía melancólico de la oscuridad y desaparecía para volver aparecer en alguna otra parte.

Ya no se divisaba ni una pizca de luz y Apolo se desvanecía poco a poco. El cielo se tornaba de un azul más oscuro y el aire se sentía más frío. Una corriente de aire les sacó escalofríos a ambos que se sacudieron en sus sitios.

Johnny bajó hacia su oficina dejando a Doyound admirando por unos momentos la luna que se alzaba en lo más alto, vio por última vez ese día el rostro de su acompañante y solo deseaba verlo de nuevo, en el próximo atardecer.

Ese día empezó como cualquier otro. Johnny tomó sus cosas y antes de salir recogió su encendedor y lo metió en su bolsillo. La rutina se repetía, Johnny se levantaba y lavaba el rostro, no era de su gusto tomarse duchas en la madrugada por lo que lo hacía en la noche luego de arropar a su niño en cama, se vestía y amarraba su corbata mientras se podía divisar una ligera luz entrar a través de las cortinas. Pasaba por la habitación de Haechan y le daba un beso en la frente que hacía que el menor de removiera en la cama.

Al salir de casa, vio como el Sol empezaba a salir y a brillar en la madrugada aún helada y nostálgica por los lamentos de la Luna. Suspiró lleno de tristeza.

No recordaba la última vez que vio a alguien de su familia y amigos. Sus padres ya habían fallecido y a pesar de mantenerse en contacto con sus amigos, no podían hacer planes, excepto por Doyoung.
Doyoung no era exactamente un amigo de escuela, al igual que los demás, era solo un compañero que se sentaba en los primeros asientos y levantaba la mano para cualquier cosa que quisiera alimentar su curiosidad. Se preguntaba si alguna vez mantuvieron una conversación desde entonces, hasta ahora solo compartían algunas palabras en el trabajo. Así como en algún momento no podía quitar su vista de Doyoung en clases y se limitaba a ver solo su cabello por detrás, ahora no podía dejar de ver ese perfil acompañado de una sonrisa en su rostro siendo iluminado por el sol que se ponía una vez más.

when the day met the night [1] [johndo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora