La que baje la guardia.

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La que baje la guardia

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Inspirado en la canción <<la que baje la guardia>>

PD: leyendo muchos fics, me doy cuenta de que son japoneses y viven en EUA, Europa y son nativos de esos países, así que en este fic decidí que todos vivirán en México, ya que Latinoamérica está lleno de países hermosos, pero todos siempre nos vamos a países norteamericanos o europeos, así que en esta ocasión me quede con mí país.

Advertencia: AU, OoC, lenguaje obsceno..

Disclaimer: Los personajes utilizados son propiedad de Tite Kubo, mientras que las canciones utilizadas, pertenecen a sus respectivos autores.

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Años atrás, 30 de marzo de 1999, Ciudad de México, México.

—Debes de estar bromeando. —susurro aquella mujer de cabellos negros, su respiración se cortó, mientras que sus ojos se llenaban de lágrimas. —no te los puedes llevar.

—¡¿Y porque no?! —exclamo un hombre. —¡Si son mis hijos!

—¡Pero también son míos! —grito aquella mujer, así que corrió a la habitación y agarró a su hija menor en brazos, se trataba de una niña de cabellos rojizos y ojos violetas. —¡No puedo dejar que te los lleves!

—Rukia, ¿quieres calmarte? Estás aterrando a los niños. —dijo el hombre al tomar al niño. —es la orden del juez, tú solamente debes de acatarlo y ya.

Un uniformado se acercó a la joven mujer, cuya edad era de dieciocho años, cabello negro, ojos violetas, estatura baja, pero con un carácter demasiado fuerte, pero frente a aquel hombre que fue su esposo era débil. El policía intento tomar a la niña, mientras que Kuchiki Rukia solamente se alejaba también de vez en cuando lanzaba un golpe al aire y gritaba que no se la llevarán.

—Señora, ya dejé de hacer tantos dramas. —dijo el uniformado. —no queremos utilizar la fuerza, así que solamente entregue a la niña.

—No puedo permitir que se lleven a Ichika. —exclamo Rukia al aferrarse más a su hija, causando que la menor llorará. —ni tampoco a Hirose, los dos son mis hijos, yo los traje al mundo, no quiero que se los llevé.

—Rukia lo siento, pero debes de aceptar las ordenes de los superiores. —dijo aquel hombre que alguna vez amó con locura.

El policía, entre forcejeos y gritos por parte de la mujer y de la niña, pudo arrancarle de los brazos a su hija, la mujer cayó de rodillas y grito con todas sus fuerzas, vio como sus hijos eran llevados por el que fue su pareja, por aquel hombre que al inicio de la relación se mostraba como un buen hombre, y que solo bastaron unos meses para destruirla y llevarse lo más amó.

—Lo siento Rukia, las cosas se dieron así porque tu quisiste. —dijo el papá de sus hijos.

Destrozo el alma de Rukia, al ver a Ichika en los brazos de su padre, mientras que Hirose mostró un par de lágrimas antes de partir.

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Los meses pasaron y una depresión se hizo presente, Rukia lloraba por noches enteras, y nunca despegaba su vista del retrato de sus hijos. De vez en cuando se preguntaba, ¿cómo puede una persona que amaste tanto hacer daño? ¿cómo una persona puede olvidar las promesas que se juraron?

La que baje la guardia. (IchiRuki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora