Señorita | Grayson Dolan | TERMINADA

8

Madison.

"Diez minutos." Bella codea mi brazo.

Yo la miro despistadamente. "¿Eh?"

"Vamos." Rueda los ojos. "Faltan diez minutos para las seis. No finjas que no estás nerviosa por lo que el bombón te dijo, ¡Te invitó a salir!"

Yo también ruedo los ojos pero frente a su entusiasmo, mientras limpio el mesón con un paño y desinfectante.

Aunque no puedo negar que he estado todas estas horas ansiosa por lo que me dijo.

"No me invitó a salir, Bella."

"¿Y qué quiere decir que vendrá por ti a las seis?" Me mira. "Mad, en serio, quizás lo pasarías bien."

"Pues no sé a qué vendrá, pero no puedo salir con él." Me encojo de hombros. "¿No te parece apresurado?"

"¡Madison, suenas como mi madre!" Me lanza el paño que ella está utilizando. "Basta ya, admite al menos que te agrada."

Yo muerdo el interior de mi mejilla, intentando no sonreír. Sé que estoy siendo demasiado negativa, pero no puedo evitarlo, todo lo que me está provocando Grayson me asusta.

"Dejémoslo así." Suspiro.

Mientras termino mi turno por fin, voy hacia la salita de nosotras a cambiarme el uniforme. Cuando suelto mi cabello tomo mi pequeño bolso y lo cuelgo sobre mi hombro, y luego ya puedo salir libremente.

Mientras atravieso el pasillo voy al mesón para firmar mi hora de salida, entonces Mía se posiciona frente a mí al otro lado de la superficie de granito.

"Sería una lástima que tuvieras que hacer más horas extras." Me sonríe, casi desafiante.

Bella está anotando algo en su libreta justo al lado de nosotras y cuando escucha eso rueda los ojos.

"Sí, sería una lástima, pero no eres mi jefa y yo no soy cenicienta." Le sonrío cortamente. Ella me mira con los ojos entrecerrados y cuando cierro el libro, le hago una seña de despedida a Bella, quien me mira sonriente.

"Adiós." Le susurro.

Cuando cruzo la puerta de salida, el aire fresco de la tarde choca con mi rostro y me siento más relajada.

Sin poder evitarlo, miro a mi alrededor aunque no lo quiera en busca de Grayson, pero no hay rastro de él por ninguna parte.

Quizás sólo estaba bromeando con eso de venir, pero no me importa para nada.

O eso quiero creer.

Cuando emprendo el camino al paradero, doy la vuelta en la cuadra y entonces veo un gran Jeep negro estacionado. Y a Grayson en el asiento del chofer con el vidrio abajo.

Yo paro en seco y entonces un manojo de nervios llegan a mi estómago al verlo de perfil, al perecer en su celular.

No sé si seguir caminando en mi dirección o no, pero sería estúpido fingir que no lo he visto.