Tae seguía parado en el mismo lugar hace más de 5 minutos, y se rehusaba a moverse.
El terapeuta lo miraba desde una esquina, incitándolo a moverse, diciéndole que ya estaba preparado para avanzar solo con las muletas, pero Taehyung no lo creía así. Lo último que quería era un golpe en la cara por perder el equilibrio.
-Si no lo intentas, jamás sabrás si puedes hacerlo o no- seguía insistiéndole el mayor, mirándole con los brazos extendidos, esperándole pacientemente.
-Todavía no me siento seguro.
-Llevamos semanas practicando, sabes cómo hacerlo- responde, haciendo que el menor de la habitación rodase los ojos.
-No, no sé cómo.
-Bien- dice este, mirándole fijamente- entonces volveremos a los estiramientos- agrega, incorporándose. Tae rápidamente se pone serio y empieza a negar con la cabeza.
-Está bien está bien, lo intentaré- dice respirando rápido, odiaba los estiramientos. Eran demasiado dolorosos.
El terapeuta sonríe y vuelve a su posición, volviendo a incentivarle, jurándole que todo estaría bien. Este no se encontraba a más de dos metros de Tae, sin embargo, para este último parecía que el mayor estaba a kilómetros de distancia.
Tardó minutos en por fin dar el primer paso, en donde primero movió la muleta izquierda para luego apoyar todo su peso en esta y mover su pierna derecha.
La sorpresa de Tae era evidente, este no creía que había dado un paso, el primero de quizás muchos. Y así continuó, hasta finalmente llegar al terapeuta, que muy felizmente dio por terminada la sesión.
Cuando salió en su silla de ruedas, la madre lo recibía con una sonrisa, ya que había visto todo del otro lado de la ventana, con un gran orgullo amontonado en su pecho. Luego de un largo abrazo, volvieron a la habitación, en donde al castaño le extrañó no encontrarse al pelinegro.
-¿Y Jungkook?
-Fue a comprar unas cosas que le pedí- contesta rápidamente la mujer, sentándose en su silla habitual una vez que ayudó a su hijo a sentarse en su cama. El ceño de Tae se frunce, no pensando mucho si decir lo que estaba a punto de decir o no.
-Tú... ¿conocías desde antes a Jungkook?
-No, la verdad no- responde esta con un leve sonrojo en las mejillas, no pensó que iría a hablar de este tema con su hijo. Pero ella no era tonta, sabía que algún día iba a surgir.
-¿Entonces como... como lo dejaste pasar?
-Se le veía cercano a ti... demasiado- volvió a bajar la cabeza, era muy vergonzoso para ella mantener esta charla con su hijo.
-Entonces... ¿jamás lo habías visto?
-Creo que sí, pero no sabía que era él en ese entonces.
-¿Lo conozco hace mucho?
-Ya, hijo. No más preguntas por hoy- esta se para, incomoda con la situación. Además bien sabía que no podía hablar del pasado con su hijo por demasiado tiempo, él tendría que recordar todo en su momento, y no presionarlo con recuerdos.
-Mamá...
-Iré a visitar a la enfermera en la recepción ¿Si? Cuando venga Jungkook dile que deje las cosas en la mesa- Tae asiente, sabiendo que no podría sacarle más información a aquella mujer que se hacía llamar su madre.
Suspira sonoramente, algo aburrido del mismo monótono y pálido color de las paredes. ¿Es que no podían tener un poco más de sentido de decoración? Un amarillo o azul no quedaría nada mal.
Justo en aquel momento la puerta se abre, en donde se encuentra al menor pidiendo permiso antes de entrar.
Desde aquel "beso", Tae casi ni se había dirigido a él, era muy vergonzosa toda la situación y prefería ignorar el hecho de que le había robado un beso a una persona a quien no recordaba.
-¿Puedo pasar?- pregunta suavemente, haciendo latir un poco más veloz el corazón al castaño. Este asiente, mirando nuevamente hacia la blanca pared, como si fuese la cosa más interesante del mundo.
-M-mamá me dijo q-que dejaras las cosas en la mesita- se pega internamente por haber tartamudeado. El menor asiente y se dirige directamente hacia aquel lugar, para luego encaminarse a la silla, pero Tae le detiene-¡Espera!- Jungkook se queda petrificado, y le mira con los ojos grandes, Tae se ríe- Quiero enseñarte lo que aprendí hoy- agrega poniéndose derecho en su cama, sacando su pierna por fuera de esta.
Jungkook se queda quieto en donde estaba, mirando los movimientos de Tae en busca de las muletas. Este último una vez las toma, mira fijamente a Jungkook, y sin querer esperar un segundo más, mueve rápidamente la muleta izquierda hacia el frente, como había hecho hace un par de minutos con el terapeuta, luego se balancea hacia adelante para mover su pierna derecha junto con la muleta, pero en un intento de apurarse, se olvidó de mover la muleta derecha, lo cual hace que trastabille rápidamente.
Jungkook es más rápido y le agarra de las caderas fuertemente, logrando así que el mayor no se impacte contra el suelo, aun así, una de las muletas se cae, haciendo un fuerte ruido.
-¿Estas bien?- pregunta Jungkook sin poder mirarle a los ojos, ya que literalmente parecían estar abrazándose en aquel momento, por lo cual no podía ver la expresión de el mayor, aunque rápidamente lo descubre cuando empieza a escuchar los moqueos- Tae...
-Soy un inútil- suelta débilmente, agarrándose del hombro de Jungkook, mientras que la otra mano sostenía sin sentido a la muleta- jamás poder caminar normalmente.
-No digas eso... claro que lo harás.
-No, soy muy idiota.
-No, no lo eres- Jungkook seguía insistiendo, no queriendo dar el brazo a torcer en aquel intento de hacer sentir menos inferior a Tae de lo que se estaba sintiendo en aquel momento.
-Pero y-yo-
Jungkook no aguanta más, y aun sosteniendo las caderas de Tae, hace su cabeza hacia atrás, quedando frente a frente con este, pero no por mucho ya que vuelve a acercarse esta vez uniendo sus labios. Ambos se quedan en aquel pico tan cortito pero que ambos necesitaban fuertemente.
-No, nada de lo que digas de ti mismo será cierto si es algo negativo. Eres genial, Taehyung. Todo tu es genial, lo eras con las dos piernas, y lo sigues siendo con una sola. Las cosas siguen iguales, tú necesitas recordarte a ti mismo que eres genial, porque de verdad lo eres.
Tae le mira con los ojos aun aguados, sin poder pensar en otra cosa más que en sus palabras, y sin poder aguatarse mucho más, esta vez es él quien se acerca para poder volver a besar los labios del contrario, intentando despejar su mente en aquellos segundos.
Quizás las cosas no estaban siendo fáciles para el mayor en aquellos momentos, pero el tener a personas que le recordasen porque era importante el seguir adelante, sin duda marcaba la diferencia.
Sin duda uno de los motivos por el cual Tae no dormía todo el día, o no se rendía en las prácticas o se tomaba su medicina, era por su madre y Jungkook. Ellos valían la pena, valían la pena para no rendirse.
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Coma [Taekook]
Hayran Kurgu¿Qué pasa si un día, te llega una llamada de la persona a quien amas, pero quien habla del otro lado no es quien tú esperas, sino de un paramédico informándote el accidente en el cual se vio involucrado?