Capítulo 4 [Parte 1]

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El sábado me desperté a las seis y media. El señor y la señora se iban a levantar a las ocho, así que tenía tiempo de sobra para desayunar tranquila. Para mí, el desayuno es muy importante; no solo por el café con leche y las tostadas, que me encantan, sino por la lectura. Siempre desayuno sola. Dora toma mate y come bizcochitos, mientras va de un lado a otro haciendo cosas. A mí me gusta sentarme y disfrutar del desayuno y la lectura. Digamos que cada uno disfruta a su manera, porque Dora, con el mate y los bizcochos tiene para toda la mañana, y eso el lo que le gusta. Entre tarea y tarea prepara un nuevo mate y así se le pasa el tiempo hasta la hora del almuerzo. Yo, en cambio, termino el café con leche, cierro el libro y no pruebo nada hasta la hora de la comida; aunque a veces me sirvo una segunda taza, más que nada como excusa para seguir leyendo. Pero esto no pasa siempre, solamente cuando me levanto muy temprano o cuando llueve o hace mucho frío.
Ese sábado me había levantado muy temprano, el señor y la señora dormían, y me moría de ganas de seguir leyendo el señor de los anillos, así que me preparé el segundo café con leche y leí hasta las ocho menos cuarto. Después me puse a exprimir naranjas y pomelos y preparé la bandeja para llevar arriba. Desayuno completo para la señora : jugo de naranjas, café, yogur, tostadas. Para el señor, solo un vaso de jugo de pomelo; el café y las tostadas, un rato después, abajo, con el diario.
Antes de llegar a la escalera, vi las valijas. Eran dos y estaban en el piso, apoyadas contra una de las sillas del comedor. Entonces me acorde del ascensor. Finalmente, yo tenía razón : lo usaban para bajar las valijas.
Llamé a la puerta de la señora Beatriz, empleando el método que ella misma me había enseñado : golpear una vez y esperar. Si estaba en su cama, respondía enseguida con un "adelante" y yo entraba. Si no me  contestaba, era porque se estaba bañando, entonces entraba directamente, acomodaba la bandeja en la mesita, daba un golpe suave en la puerta del baño avisando que dejaba el desayuno y me iba. Esa vez apliqué la segunda opción: se estaba bañando. Di el consabido golpe en la puerta del baño y ya me disponía a llevarle el vaso de jugo al señor Buitrago, cuando lo vi aparecer en la habitación de la señora

_Buen día, Lucía. Deje, no se moleste, yo llevo el vaso. Usted vaya a buscar su misteriosa encomienda, no sea cosa que se le haga tarde

Le agradecí, pero le dije que todavía era temprano y que tenía tiempo de sobra para servirle el café y arreglarme para salir. Fui a la cocina, me apuré con el café y las tostadas, preparé la bandeja y la llevé a la biblioteca. El señor Buitrago ya estaba sentado, con el diario abierto sobre el escritorio.

_ Bueno, Lucía, estoy tan intrigado como usted. Vaya de una vez y después me cuenta

Le pedí que saludara a la señora de mi parte y me fui. En el reloj de la cocina eran las nueve y cinco.

_Buenos días, vengo a retirar una encomienda a nombre de Lucía Romero

_ ¿Tenés documento?

Se lo mostré. Por lo simpático, seguro que era el que me había llamado por teléfono. Me devolvió el documento y se fue hacia el fondo del local. Desapareció entre un montón de cajas y me dejó ahí, esperando, mientras otro empleado atendía a una señora que acaban de apoyar sobre el mostrador un paquetón envuelto en papel de madera. Al fin volvió, cargando una caja bastante grande, mucho más grande de lo que yo me había imaginado. La caja estaba cerrada con tantas vueltas de cinta de plástica que prácticamente no le quedaba ni un centímetro de cartón libre. Parecía como si el que la había enviado hubiera tenido miedo de que el contenido saliera volando

_Mirá que pesa, ¿eh? -me dijo el simpático-. Te vas a tener que tomar un taxi

Lo único que yo tenía eran monedas para el colectivo, así que pase por alto la sugerencia agarré la caja con las dos manos, mejor dicho, la abracé con los brazos completamente estirados, y me fui. Pesaba una enormidad.


INFORMO QUE ESTE CAPÍTULO ESTARÁ DIVIDIDO EN DOS PARTES AL IGUAL QUE EL 5 (TRES MÁXIMOS) A PARTIR DEL 6, YA NO

La Tercera Puerta (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora