eran la una de la mañana, hora en la cual jinsoul estaba profundamente dormida después de un largo día de trabajos de la universidad. eso, hasta que su celular sonó de forma sorpresiva, interrumpiendo todo su sueño.
aún aturdida tomó el aparato entre sus manos y contestó la llamada, no se molesto en ver el nombre, tampoco le importaba, pues, ¿quién rayos llama a la una de la mañana?, maldecía a esa persona.
─¿hola?─ contestó con voz ronca, sus ojos seguían cerrados y no mostraba interés en abrirlos.
─¿podrías abrirme? llevó casi una hora aquí─esa voz... apartó rápidamente el móvil de su oreja y verificó el nombre, sí, efectivamente era quien imaginaba, pues en su pantalla se reflejaba claramente el apodo que le tenía.
─¿jun... jungeun? ¿qué rayos haces aquí a esta hora?─ preguntó, el sueño alejándose cada vez más.
─solo ven a abrirme ¿quieres?...─ la rubia escucho como soltaba una risa casi inaudible.
soltando un suspiro, término la llamada y se levantó de su cómoda cama, caminando a un paso lento hasta las escaleras, para después bajarlas y dirigirse hacia la puerta principal.
una vez ésta fue abierta, pudo visualizar a su novia, la cual estaba arreglada divinamente, su mente no pudo evitar pensar en lo hermosa que se veía vestida de esa manera, pero aún así, claramente se veía que acababa de salir de una fiesta, ya podía hacerse una idea de lo que pasaba.
─jungeun, ¿qué te pasa? son la un...─ sus palabras quedaron en su garganta cuando sintió los cálidos labios ajenos sobre los suyos, siendo empujada dentro casi cayéndose por los tropiezos de la menor.
pudo sentir el sabor leve del vodka, y aunque no era muy fan de este trago, amo su sabor combinado con el de cerezas del labial de la castaña, pero por mucho que quisiera seguir saboreando esa deliciosa mezcla, se alejo de la menor mirándola para después preguntarle:
─lippie, por favor, dime que no estas borracha─ suplicó.
la contraria la miro para después lanzar una pequeña risa respondiéndole.
─claro que no, mi amor─ negó, arrastrando las últimas palabras.
estaba borracha.
jinsoul maldecía internamente, pasando sus manos por su cara ¿que sé supone que debía hacer?, ya había lidiado con su novia ebria antes, pero siempre que lo hacía era diferente, algunas veces podía ser calmada y otras un total desastre, y esta vez no sabía cómo iba a comportarse. dirigió su mirada hacia el sofá, viendo como la menor de acomodaba en éste, quien también la miró, sonriendole.
─ ¿sabes, amor? hoy conocí a un chico, era muy simpático... ─ dijo mientras miraba a su novia ─ ¡oh! también tenía el cabello rojo, era muy lindo.
se incorporó rápidamente, sintiendo como todo daba vueltas por el movimiento, además del alcohol que ingirió.
se encaminó hacía la mayor, quien la miraba confundida. se paró delante de ella y acarició su cabello, poniendo un mechón detrás de su oreja.
─aunque, me gusta más tu cabello rubio, es mucho más hermoso, te hace ver muy linda, más de lo que eres.─ lanzó otra risa y escondió su cara en el cuello ajeno, dejando pequeños besos.
la de cabellos rubios solo pudo soltar otro suspiro. tomó a la castaña menor por lo hombros, empujándola hacía el sofá anterior, para después sentarla y empezar a hacerle una serie de preguntas, preguntas las cuales la otra ignoro olímpicamente, todo le daba vueltas, haciendo que soltara pequeñas risas, la situación era muy divertida para ella. pero no se podría decir lo mismo de la mayor, la cual ya se estaba empezando a impacientar, viendo como su novia no le ponía ni pizca de atención. maldiciendo en voz baja, se sentó al lado de la castaña, y se concentró solo en mirarla.
duró varios minutos así, hasta que la castaña se paró y se dirigió hacia ella, para proseguir a sentarse, pero esta vez en sus piernas, quedando delante de ella y cada una de sus piernas al lado de las suyas, paso un segundo para que se diera cuenta que la menor estaba besándola.
─ jungeun... espera.. ¿qué haces? ─ preguntó cuando logró apartarla.
la menor solo la miro, sus ojos estaban medio cerrados y su sonrisa era cansada. cerro los ojos y escondió su cara en el cuello de su novia, aspirando su aroma, relajándose con este. jinsoul comenzó a dar suaves caricias en su espalda, notando como se relajaba cada vez más, estuvieron así por varios minutos, de un momento a otro la menor empezó a sentirse mal.
─ mierda... ─ se levantó rápidamente cuando empezó a sentir náuseas, corrió hacia el baño, agachándose para tirar todo lo que había ingerido esa noche.
la rubia se dirigió rápidamente hacia su novia, tomándole el cabello para que este no se ensuciara, dándole suaves caricias para que se tranquilizara, notando como empezaba a temblar, estaba consiente de que la menor odiaba vomitar, según porque sentía que se ahogaba, pero aún así, agradecía internamente ya que eso le ayudaría a sentirse mejor.
cuando la menor terminó, lleno su boca de agua, buscó un cepillo dental y empezó a lavar su boca con fuerza, tanta, que la rubia tuvo que decirle que se calmara o podría lastimarse. cuando todo pasó, se dirigieron hacía la habitación, la rubia tuvo que ayudar a la menor, ya que esta seguía tropezándose, además de que se paraba cada vez para decirle cuanto la amaba.
una vez estuvieron dentro, jungeun se tiro en la cama, mirando el techo con atención mientras jinsoul le quitaba los botines que traía dejándolos a un lado de la cama.
─ ¿quieres cambiarte?
la menor asintió, sentándose en la cama mientras hacía una mueca por el gran mareo que sintió.
después de cambiarse con las prendas que su novia le prestó, las dos se acostaron y como si fuera un bebé, jungeun se acurrucó en el pecho de la rubia, la cual paso su brazo por su cintura, empezando a proporcionarle caricias que iban desde su espalda baja, hasta su cuello, haciendo que la menor se relajara hasta el punto de olvidar su malestar y quedar dormida.
─ cariño ─ llamó suavemente creyendo que estaba ya dormida, pero cuando escucho un pequeño uhmm como respuesta, continuó ─ ¿quieres decirme cuanto tomaste?
─ no lo recuerdo ─ respondió.
en otra ocasión la mayor hubiera insistido hasta que le dijera, pero su voz sonaba tan adorable que la mayor no pudo evitar sonreír, dejándolo pasar, tal vez mañana se lo preguntaría de nuevo, ahora sólo quería cuidar y hacerle mimos a su pequeña.
así que, dándole un beso en la mejilla, siguió dándole caricias, hasta que el sueño las venció completamente.
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