Walking in the wind

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HARRY

Gruñendo en mi interior tomé ropa limpia del armario en el pasillo y me cambié rápidamente, preguntándome qué había hecho.

Deseaba, más allá de la razón, no haber ido al bosque esa noche. Nunca haber olido su aroma ni su miedo. Pero ahora sabía que era mi compañero, no tenía opción. Debía salvarlo, debía ponerlo a resguardo. Y ahora tenía que descubrir si estaba loco o delirando, o si esa Academia era un lugar real.

Me alejé de la casa después de asegurarme que cerré y trabé todas las puertas antes de irme hacia la ciudad. Tenía algunas preguntas que hacer.

Pocas horas después estaba de regreso. Corrí y comencé a guardar las cosas apresuradamente. Tomé una hoja de papel y una nota que coloqué en la puerta de mi taller.

Disculpen. Emergencia familiar. Regresaré en breve.

Miré el aviso, preguntándome si era verdad, si alguna vez regresaría. Subí las escaleras lentamente pensando en lo que le diría a Niall. Abrí la puerta y miré dentro. Él estaba durmiendo, su rostro pálido y exhausto. Mi corazón cayó. Él no tenía ningún sentido del peligro. La mayoría de los shifters estarían de pie, alertas y listos para cambiar, sólo con el sonido de la puerta abriéndose. Quizás todos esos instintos le habían sido quitados. Lo que descubrí sobre la Academia me dejó enfermo.

Deseé otra vez, con todo mi corazón, nunca haberlo encontrado, nunca saber de su existencia. Mi vida. Mi vida anterior, había sido tranquila y ordenada y totalmente bajo mi control. No quería emparejarme. Especialmente no deseaba un compañero como Niall. Él era un problema. Él no dejaría de ser un problema, por su educación y el peligro que estaba acercándose. Suspiré y me acerqué a la cama. Apenas mi mano tocó su hombro, él se movió aterrorizado, sus ojos se fijaron en los míos.

—Todo está bien, Niall. —Sabía que mi voz estaba ronca e intenté suavizarla. —Es hora de levantarse. Tengo ropa para ti. Tenemos que marcharnos para mantenerte seguro.

Él no intentó discutir, sólo asintió y se sentó en la cama. Tomó sus ropas y se apartó de mí un poco mientras se cambiaba de ropa.

Me di cuenta que su educación había incluido poca o ninguna privacidad.

También le habían instigado obediencia inmediata. Eso sería un problema más tarde, si ellos lo encontraban. Pero no tenía intención que ellos nos encontraran por lo menos por ahora.

—Sígueme, —dije y corrí escaleras abajo.

Me siguió en silencio, sus ojos se abrieron con la visión de la mochila preparada y la otra mochila.

—¿Dónde me voy?

Lo miré. —Nos marcharemos por un tiempo. Sólo hasta que resolvamos cómo podemos mantenerte seguro y libre.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, me miró como si nunca me hubiera visto antes. —Gracias. —Su voz era baja.

Realmente no me gusta su mirada, ahora podía verlo bajo la luz del amanecer. Sus ojos brillaban, y había un brillo de sudor en su frente. Me mordí el labio, tenía mejores cosas que hacer sin tener que ocuparme de un omega en celo viajando por los caminos de Norteamérica. Pero no parecía tener opciones. Maldición, no tenía elección sobre la manera que mi cuerpo reaccionaba al suyo, y comencé a desear haberme vestido con un pantalón suelto y no con esos jeans que de repente parecían cuatro talles más pequeños en la zona de mi virilidad.

—En marcha. —Levanté la mochila y la coloque sobre sus hombros. Luego tomé la mía, y señalé la pequeña bolsa sobre la mesa. —Lleva eso.

FUGA DEL OMEGA ll NARRYWhere stories live. Discover now