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Las sudorosas pieles en una danza primitiva, cargada de sentimientos crudos en todo su esplendor, los sonidos más que sucios y vulgares que un ser humano puede experimentar, pero para los dos que participaban en tal danza se les hacía de lo más delicioso, sus oídos parecían nunca cansarse del constante chapoteo y choque entre sus pieles, dos almas diferentes que se complementan en esos instantes, dos pares de ojos observando a los ojos contrarios con total adoración, dos respiraciones alteradas por todas las sensaciones que les recorrían en cada fibra de sus anatomías en ese crudo escenario.

Las embestidas se hacían cada vez más rápidas, las manos atrapando la cintura del que estaba sintiendo toda la longitud contraria dentro de sus paredes anales, con fuerza bruts, que seguramente al día siguiente le dejaría marcas que le costará difícilmente ignorar y que será el duro recuerdo de aquella noche.

Los labios del que era sometido soltaba gemidos, jadeos, gritos, maldiciones y a veces uno que otro llamamiento de su acompañante sexual de esos momentos, aunque su mente seguramente borraría ese tema de su memoria por su bien, o no, quien sabe, solo lo sabría al despertar, ya sea al ver las marcas o al ver a su acompañante, aunque claro, la mente jugaba malas pasadas y podía simplemente ignorarlo.

Los labios ajenos proclamaban, jadeaban, maldecían y gruñían, sus ojos estaban bañados en lujuria total, sus embestidas eran salvajes, brutales, sin cuidado, pero al parecer a su acompañante le encantaba eso, por eso es que no se preocupó demasiado por lastimar su interior, y menos con los litros y litros de alcohol recorriendo su sistema, acelerando su cuerpo, y sus sentidos.

Con una última embestida, y llenando el interior del de menor estatura, y que este sé corriera sobre su vientre, quedaron satisfechos, un último beso fue lo que les esperó antes de caer rendidos uno al lado del otro, la noche se les olvidará y seguirán con sus vidas, seguramente.

~.~

Los primeros rayos del sol se cernían por el gran campo, poco a poco se iba elevando al lugar predeterminado, y con cada minuto que se iba moviendo, se iba filtrando por las cortinas de la ventana que decoraba la habitación que fue la unico testigo de aquella salvaje noche, el primero en despertar fue el más bajo, sus ojos pesados, su cuerpo cansado y adolorido, estaba fuera de si, así que no se preocupó, tal vez la ebriedad le hizo caerse o lastimarse en algún momento que no recuerda, su cabeza dolía, se lamentaba por ese detalle, no debió de beber tanto, aunque jamás pensó emborracharse realmente, pero así sucedió y ahora pagaba caro sus acciones.

Se quito las cobijas de encima sin ver las distintas marcas en su anatomía, se quedó un momento en la esquina del colchón hasta que finalmente se levantó y aunque sus piernas se sentían desfallecer, no lo alarmó, simplemente fue a su armario a buscar algo de ropa y rápidamente se dirigió al cuarto del baño privado en su pieza, y ahí se encerró, sin ver que su acompañante de la noche ya se encontraba con los ojos abiertos, viéndolo con un poco de incredulidad y más al ver las marcas en el cuerpo acaramelado de aquel que se acaba de encerrar en el baño.

Y aunque pudo echarle un leve vistazo al cuerpo ajeno, prefirió ver su propia anatomía realmente, aunque eso sí, el leve segundo que lo miro no evito que su cuerpo reaccionara de manera que lo alarmo, pues su miembro se había endurecido con tal visión y más al recordar cada escenario de la noche anterior, como había disfrutado de someterle.

Escucho el agua correr haciendo que salga de sus divagaciones, tenía poco tiempo si quería que aquel rubio no se alarmara de verle ahí, al menos no en ese estado, así que rápidamente se decidió a ponerse de pie y buscar sus vestimentas del día anterior, las encontró en pocos segundos ubicadas en la alfombra de alrededor, las tomó entre sus brazos y procuró ir a la cama de nuevo, se sentó de nuevo y dejó la ropa de lado, iba a vestirse pensando que su ereccion había bajado pero no fue así, en vez de eso, su ereccion estaba erguida en su maximo con total orgullo... y era jodidamente dolorosa, necesitaba calmarse con recuerdos más monótonos o al menos asquerosos, pero lo único que logro es recordar el cuerpo del lindo rubio bajo suyo siendo embestido por su miembro, su cuerpo sudoroso, sus ojos vidriosos del placer, sus labios soltando lindos y melodiosos gemidos que está seguro que su mente jamás lo olvidará.

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⏰ Última actualización: Apr 28 ⏰

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Error de una sola noche? /// ¿Banliodas? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora