Después de haber sobrevivido a su primer año en Hogwarts con un extraño que quería beber su sangre, voces tenebrosas, un juego de ajedrez viviente, y más....
Sara debe enfrentarse a cosas peores como:
El miedo
Y proteger a los que quiere de...
Sara había estado petrificada hasta hace unas horas, era cierto. Se había salvado de morir gracias a su grito, esperaba que no hubiera otra ocasión tan peligrosa como esa, aun así estaba muy feliz por primera vez con su grito de presagio de la muerte como como había llamado Dumbledore.
El grito había emanado unas ondas que solo ella pudo ver, haciendo que todo a su al rededor se pusiera borroso al pasar del basilisco, lo cual llevo a esos grandes ojos amarillos mirarla por error y petrificarla.
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Por que no era ella la que debía ser dañada, sino que por azares del destino, Sara apareció ahí junto a su amiga Hermione y fue afectada a un punto en donde jamás imagino.
Ahora, no sabía cuanto tiempo se había ido, pero parecía ser bastante, ya que despertó con un nuevo grito en un lugar desconocido. Miro a todos lados y cuando intento moverse no pudo, sus manos estaban amarradas en una estatua gigante al igual que sus pies, impidiéndole moverse, frustrada, gruño molesto y bajo la mirada, la pelirroja mayor palideció por completo al ver en el piso a su hermanita en el piso, desmayada y casi o más pálida que ella.
—¡GINNY! —Grito, pero su hermana no se despertaba —Ginny, vamos despierta, soy yo, Sara
Cuando iba a volver a gritar, de las sombras salió un sujeto vestido con el uniforme de Slytherin, sin embargo, Sara no podía recordar a ver visto su rostro en los pasillos, estuvo a punto de preguntarle quien era cuando los recuerdos del diario llegaron de golpe a su memoria
—Tom— pensó o al menos eso creyó, porque al ver la sonrisa en el rostro del otro individuo supo que lo había dicho en voz alta
—Así que me recuerdas, Audrey. Perdón, ahora tu nombre es Sara
Sara estaba confundida, ¿porqué le llamaba con el nombre de su abuela?
—Aún no lo entiendes, ¿cierto? —le dijo al ver su rostro confundido —tenemos tiempo antes de que lleguen. Te contaré una historia, ponte cómoda
La muchacha quizo rodar los ojos ante su sarcasmo pero se logro contener al ultimo momento y sin poderse mover mucho suspiro
—Se salta una generación completa antes de volver a aparecer, entonces nace un único presagió de la muerte con sangre muy diferente, sangre que podía conceder la inmortalidad a cambio de la pureza de su alma. Se cree que cada uno posee distintas etnias, sexo, nacionalidades, se creía que habían tenido antepasados con sangre mágica muy especial, pero no era así.
La misma presagió de la muerte tenía una maldición en ella, era la única portadora de esa sangre, cuando todo inició, se le dieron dos opciones, vivir para siempre y sufrir con sus memorias o morir.
Pero nadie contaba que ella tuviera una tercera opción bajo la manga, la reencarnación.
Por lo cual ahora cada determinado tiempo la presagio de la muerte maldita tendría que volver a la vida y cumplir su propósito, la ultima vez que la presagió estuvo aquí desapareció en un bosque, dio su vida en ese lugar para proteger a las criaturas mágicas que estuvieron a punto de desaparecer, claro también se involucro en la primera guerra mágica y tuvo un papel importante en ella, pero cuando entro a ese bosque..., eso fue lo ultimo que se supo de ella en ese entonces, yo era muy joven y ella era mayor a mi por algunos años y tuve una fuerte pelea con ella, ambos perdimos, claro, pero también los dos desaparecimos al mismo tiempo... te suena algo familiar la historia?, bueno quizá no, ya que solo sabes una parte de ella, de la forma en la que el ministerio de magia lo relato. Una presagio de la muerte que dio su espíritu al bosque prohibido para que pudiera seguir con vida.
