Camuflado bajo una promesa inocente

-¡Gracias!,papá

Fría y sin personalidad hecha solo para ser manipulada, siguiendo ordenes de una ridícula niña, esa era la rutina de una muñeca de porcelana.

Los días pasan tan rápido, como una ronda matutina de hora del te, esos días se convierten semanas para finalmente acabar en años. Y la niña que alguna vez observe correr por el prado ya no estaba.

-Sabes, papá siempre se encierra en su habitación por horas, mamá dice que no lo moleste que esta hablando con sus amigos, aunque yo nunca los he visto-

Olvidada y encerrada en un cuarto oscuro me encontraba, presa en cuatro paredes que me estrechaban sin remordimiento. Los días pasan y cada vez esto es mas aburrido, maldigo el día en que me dejaron aquí para ser un trapo mas sin importancia, después de tantos años de ser obligada a seguir ridículas ordenes de una estúpida niña, así era como el destino me lo pagaba-

Grande fue mi sorpresa, al escuchar el rechinar de la puerta un hombre ya avanzado de edad, empapado de sudor apareció, tirando de una cuerda que mantenía presa a una mujer quien lloraba desconsoladamente, suplicando a aquel hombre que librara, este cansado de tanto alboroto le propino una fuerte golpe que la dejo inconsciente. Sonreí internamente satisfecha pues parece que al final el destino me recompensaba.

-Nunca me separare de ti papá , te quiero, siempre estaremos juntos

-¿Lo prometes?, no importa lo que pase 

-¡Claro!

Al final aquella promesa tan inocente fue tu perdición , pues encerrada contigo en una gran bolsa nos encontrábamos, donde el mar ahora era nuestra casa y con el ultimo susurro de despedida de tu padre "Nos vemos en otra vida, mi niña" nos despidió.

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