Finalmente había salido de vacaciones, tras otro largo año en la universidad, mis padres como recompensa me regalaron un pasaje a una hermosa isla del caribe, Puerto Rico para ser más específicos. Tenia una gran emoción porque llegara el día de irme a pasar unas lindas semanas en tal hermosa isla caribeña. Mi madre es puertorriqueña, mi padre americano, por tal tengo ascendencia puertorriqueña. Nunca había tenido la oportunidad de visitar Puerto Rico, y ahora que la tuve pensaba disfrutar cada segundo, minuto y hora que pasará allí. Cuando finalmente llegó ese día estaba nerviosa y feliz a la vez, una vez llegue al aeropuerto, recuerdo que me senté en una silla al lado de un joven muy guapo, era de piel morena clara, ojos mieles y pelo negro, tenia un cuerpo no tan atlético, pero sí bien formado. Pasé sentada en silencio unos cuantos minutos, hasta que escuche que llamaban a los pasajeros de mi vuelo, fui corriendo para no perder el avión, al montarme, me senté en mi asiento, a los pocos minutos a mi lado se sentó el joven que había visto en el aeropuerto, no podía creer que lo volvería a ver y más que sería mi compañero de avión durante unas tres horas.
El vuelo comenzó con las medidas de seguridad del avión, luego decidí ponerme a leer un libro que ya había leído unas dos veces, pero nunca me cansaba de leerlo. Después de que habían pasado ya unos veinticinco minutos el joven apuesto me habló.
Hola, fue lo único que dijo.
Y Hola fue lo que yo conteste.
Desde ahí comenzamos una linda conversación, me dijo que tenía veinticuatro años, que era puertorriqueño , que su nombre era Fernando y que iba de regreso a su isla.
Yo le dije mi nombre, mi edad, y que iba destino a pasar unas lindas vacaciones.
Luego de unas dos horas llegué a mi destino, Puerto Rico.
Al bajarme del avión , me encontré con mi tía Sandra, la cual me iba a ayudar en este país.
Después de salir del aeropuerto no volví a ver a Fernando.
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Prometo verte el próximo verano.
RomanceAveces hacemos promesas que sabemos que es imposible cumplir. Yo hice una, y hoy puedo decir que la rompí, y estoy algo arrepentida.