Capítulo 90:

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Narrador Omnisciente:

Esa tarde, dos personas estaban destrozadas, perseguidos por la idea de que le sucediera algo al otro.
 Al llegar la noche, ya casi de madrugada, Nathanaël pudo sentir un poco de tranquilidad al recibir un mensaje de un número que no tenía registrado.
 Rápidamente le contestó, preguntándole como estaba y qué había pasado.

"Todo está tranquilo, pero hasta ahora no pude hablar con mi padre"

 Los dos adolescentes se mantuvieron hablando durante horas, evitando temas que los hiciera pensar en lo sucedido y el porvenir.
 Luego de despedirse pudieron sentir la calma suficiente para así dormir un par de horas.
 Ya a la mañana siguiente, el menor fue a la escuela totalmente cansado, y cuando se le acercaron Alya y Nino para saludarlo le preguntaron que le había pasado para tener esa cara de agotamiento, Nathanaël les explicó con que pudo comunicarse con Adrien y cómo se había quedado hasta tarde por eso.
 En las clases trató de descansar, pero la preocupación aún rondaba por su cabeza ya que no había recibido un mensaje del mayor en todo el día. Sabía que sonaba obsesivo, pero en la situación de la que se encontraban no era simple. Quien sabe lo que podría pasarle en cualquier momento, tal vez Adrien ya había hablado con su padre, o este lo había amenazado para que lo deje.

"¡¿Y si lo mandó al extranjero?!"

 Nathanaël sacudió un poco su cabeza, tratando de abandonar esos pensamientos. Era demasiado exagerado ya lo que pasaba por su cabeza.
 Pero aun así estaba alerta.
 Ese día, recién a las 00:30 su celular recibió otro mensaje de Adrien.
El alivio volvió a su cuerpo, y otra vez se quedaron hasta tarde hablando.
 Uno de los temas que fueron hablando fue sobre la preocupación que lo invadía al menor al no recibir un mensaje en todo el día. La explicación del rubio fue que en la noche era el único memento en que los guardias que había contratado su padre no estaban junto a él.
 Pasaron días hablándose así, todas las noches hasta muy entrada la madrugada, y finalmente era jueves, faltaba sólo un día para poder verse.

Pero al parecer la suerte estaba de su lado.

Un akuma estaba atacando la ciudad, y esa era la segunda situación donde la vigilancia sobre Adrien desaparecía.
 Esta vez el akumatizado tenía la habilidad de controlar los animales a su favor, nada muy complejo.
 Cuando ambos finalmente pudieron encontrarse sobre la cima de un edificio lo primero que hicieron fue verse a los ojos y abrasarse con fuerza, aferrarse al otro y sentir como respiraban sin un peso constante en el corazón.
 Nathanaël tomó el rostro del mayor entre sus manos para así poder volver a verlo a los ojos, examinándolo de que no tuviera ninguna herida.

—No sabes cuánto te extraño. —Habló acariciándole una de sus mejillas con cariño.

 Adrien le mostró una sonrisa triste e inclinó su cabeza hacia la mano que le propiciaba la caricia.
 Pero una explosión detrás de ellos los sacó de ese trance en el que estaban.

—Vamos, todavía debe haber gente atrapada en los edificios.

 En pocos segundos llegaron al lugar donde la gente corría y gritaba alejándose de los animales que los perseguían.
 Lady Bug sólo se presentó varios minutos después cuando el akumatizado quedó totalmente inmovilizado y el objeto que mantenía a esa mariposa negra estaba roto.
 No llegaron a verse a la cara si quiera, ya que los dos chicos a penas divisaron a la chica acercándose a lo lejos se fueron lo más rápido posible. No por miedo, sino por no querer tener otro disgusto.
 Se alejaron hasta el edificio donde estaban en un inicio, el cual había sido evacuado luego de que unas manadas de leones y lobos quedaran libres a los alrededores.

—Oye ¿nuestros trajes ya no deberían haber desaparecido? —Preguntó el rubio.

Y es cierto, ahora duraban el doble de lo que era antes.

—Tienes razón. Luego le preguntaré a Trixx si es que sabe algo, puedes hacer lo mismo con Plagg.

—¿Crees que sea algo malo? —El tono de Adrien denotaba preocupación, pero con tantos problemas entre manos, era una de las cosas que menos lo alteraba.

—No todo tiene por que serlo. Mi colla y tu anillo no sufrieron ningún daño, tal vez sea algo bueno. Así tenemos más tiempo si hay más personas en peligro. O podemos pasar más tiempo juntos. —Comentó el pelirrojo con una pequeña sonrisa, acercándose más al mayor y abrasándolo por la cintura.

Se quedaron en el edificio unos minutos más, esperando a que sus miraculous empezaran a sonar. El atardecer los había comenzado a rodear con una brisa fresca la cual traía nubes oscuras en la lejanía.
 El silencio era casi absoluto mientras estaban sentados en el borde del edificio a observar el paisaje.
 Ese pequeño momento, que no habrá durado más de quince minutos fue algo increíble para ambos. Sentir un momento de paz sabiendo que nadie los podría reconocer. Un tiempo que habían decidido tomarse para ellos mismos y que parecía dentro de una burbuja donde al fin estaban a salvo. Los problemas ya no estaban.
 Mientras sus hombros estaban pegados y sus manos entrelazadas, escucharon las voces de la gente que volvía a circular por la calle y a entrar en sus casas. No tardarían en llegar a donde ellos dos estaban.

—Deberíamos irnos, además ya pasó mocho tiempo y se van a empezar a preocupar. —Le sugirió Nathanaël.

—Si. No quiero que vuelvan a llamar a la policía. —El tono del rubio no era tan desanimado ahora al hablar de eso, estaba mucho más relajado.

—Sería mucho más escándalo.

Se despidieron con un beso y recordándose que sólo faltaba un día para verse y tener mucho más tiempo para ellos. 

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Ja

Ja

Hi

:D

El Otro Talento de Nathanaël. AdrieNath (Yaoi-Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora