Breves Introducciones: Lola

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Ugh, como odio estar de vuelta en clase. Las vacaciones de verano consiguen que me olvide de este sitio inmundo, pero cuando comienza el curso la realidad vuelve a darme en la cara.

Me llamo Lola, soy una chica delgada, alta, con los ojos azules y el pelo color caoba. Podríamos decir que, con respecto a mi estilo, no soy la típica Barbie de cadenas de montaje, sino que prefiero algo más... único.

Me opongo un poco al rollo colmena que se traen en este internado. En cuanto una de las abejas reinas decide que algo es digno, el resto de las chicas, inmediatamente, lo usan. No hay más que ver en qué se ha convertido nuestro uniforme, si es que se puede llamar así a ese pequeño cinturón que usan a modo de falda. Parece que lucir como una barrio-bajera está de moda.

Me pongo el uniforme para bajar a desayunar. Llevo la versión lisa, aunque lo suelo adornar con broches, parches, accesorios para el pelo y cosas así, para darle "mi toque". Agarro mi mochila y salgo del cuarto sin ni siquiera hacer la cama. Es sorprendente como se ve mi cuarto desde fuera: la parte de Vir está siempre ordenada y sobria, y la mía... es un caos. Cierro la puerta.

~En la cafetería~

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~En la cafetería~

Mis amigos están esperándome en una de las mesas de la esquina, junto a la puerta que da al comedor de los profesores, es decir, el ultimo sitio donde se sentarían los "dioses". Es un buen sitio porque no estamos muy expuestos, pero podemos observar a todo el mundo.

Cojo mi bandeja de comida y me siento al lado de Adri, mi novio.

- Hola burbujita.- Dice justo después de darme un pico.

Adrián y yo empezamos a salir a finales del curso pasado, aunque la verdad es que mi cuelgue por él viene de lejos. Antes, no podía confesarle lo que sentía. Bueno, ni a él ni a nadie ya que estaba "mal visto" aunque, gracias a dios, eso ya no tiene que preocuparme.

Él es el chico perfecto. Es inteligente y romántico, además, ya me ha demostrado que es todo un caballero. Cuando me mira con esos expresivos ojos castaños... no necesito nada más en el mundo.

Prácticamente están casi todos ya sentados en nuestra mesa para cuando me incorporo a la conversación.

- Bueno, ¿cómo va la mañana? ¿Novedades? - Pregunto tras apoyar mi bandeja.

- Pues ya sabes, cotilleando. - Dice Mónica.

Se podría decir que Mónica y Esther son el típico caso de "catetas con dinero". Un claro ejemplo de como una cuenta bancaria con muchos ceros no lo puede comprar todo. No me malinterpretéis, son mis amigas y me han apoyado mucho, pero lo de tener clase no es lo suyo. Casi podía decir que resultan un poco... ¿Cómo decirlo? ¿Chabacanas?

- Parece que este año los cotilleos jugosos han empezado prontito. - Respondo. Según parece, los "dioses" van a tener entretenidos al resto de mortales. - No deberíamos ni perder el tiempo hablando de ellos, chicos.

Hipótesis: ¿Qué pasaría si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora