Les contare una parte de mi vida que he enterrado, pero que pide a gritos salir.
No recuerdo exactamente la fecha pero recuerdo él terror, él dolor y su nombre. Ese nombre que al principio me hizo suspirar, ahora no es mas que un amargo recuerdo que me gustaría olvidar pero así no son los traumas, ellos se quedan para siempre, empujando mas a ser escuchados.Día 1
Secundaria; nueva escuela, nuevos amigos, nuevo comienzo, o al menos eso pensé, no sabía en ese momento la pesadilla que me esperaba.
Baje del auto muy nerviosa, mire a mi hermana quien sonreía emocionada, claro ella siempre ha tenido confianza en si misma, nunca tiene miedo a lo que la gente piense de ella y eso es lo que la hace única.
Entramos a la escuela y subimos las escaleras
-Bueno, mi salón es hacia esa dirección, te veo alrato Ailén suerte- dicho eso dio vuelta y se fue.
"1 A, ¿donde rayos te escondes?"- pensé
Gire mi cuerpo para caminar hacía otro pequeño pasillo acto siguiente estaba en el piso
-lo lo siento, ¿estás bien?- levante mi cabeza para observar a la persona que había obstaculizado mi camino. Ahí estaba, un chico.
-No te preocupes fue mi culpa- me sonrió y me ayudo a levantarme- Erick
-Ailén- Sonreí nerviosamente- mucho gusto
La campana sonó.
-bueno supongo que nos veremos luego- dicho esto se fue
Me dedique a buscar mi salón que no tarde en encontrar.