11. Besos

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Ocho de la noche.

Peter supo que algo andaba mal.

Tony no había ido a recogerlo de clases, ni tampoco había llamado, o siquiera escrito. Aunque ese no era el drama. Llegó al complejo, preguntó a Friday por él, le contestó que estaba en el taller desde que había vuelto de dejarlo en la escuela, trató de entrar y le denegó el acceso, preguntar por Tony era en vano. Es clasificado contestaba la IA. Peter empezó a entrar en desesperación. ¿Ocurrió algo malo? No lo sabía.

Él había llegado a eso de las 18:30 aproximadamente, y desde ese momento empezó a buscar a su mentor, por aquí y por allá. Buscaba formas de comunicación, pero, ninguna recibía respuestas. Era momento de preguntar.

Se acercó a Visión, el solo lo miró y contestó lo mismo que Friday había dicho al llegar

— Se encerró en el taller luego de dejarte en clases.

Siguió preguntando. Nath fue la siguiente. Misma respuesta, ya sabía dónde estaba, solo quería saber que le pasaba. Era momento de cambiar la pregunta.

Se acercó al capitán, quien estaba en uno de los jardines, cerca de las flores blancas, los jazmines.

— Disculpa, capitán. — llamó su atención

— Hola Peter — saludó amigable como siempre — ¿Necesitas algo, muchacho?

— Uh, sí... De casualidad usted sabe si el señor Stark... ¿Él se encuentra bien? — no fue su intención sonar preocupado, pero no pudo eviarlo.

Steve se sintió nervioso, si bien era consciente de los ataques pánico/anciedad que sufría Tony, aún así fue a confrontarlo de la peor manera. Empezó a sentir algo de culpa.

— Eh, no, no — Odiaba mentir, realmente lo aborrecía, pero ni siquiera él supo por qué lo hizo.

Peter se desanimó un poco más.

— Está bien, de igual forma, gracias — entró nuevamente.

Las horas pasaban y pasaban como un simple parpadeo, y sin darse cuenta.

Ya eran 19:47 p.m

Tony seguía sin aparecer.

¿Y si solo quiere un tiempo para si mismo? Seguro ya le he fastidiado y quiere descansar de mí... Peter empezó a autoconvencerse.

Pero antes daría unos últimos intentos, solo para asegurar sus hipótesis y ya...

La primera en ser llamada fue Pepper, quien no supo nada.

Y luego Happy, quien dió el mismo resultado.

Definitivamente debía dejarlo en paz, al fin y al cabo, todos en algún momento quieres desaparecer para quedar en paz ¿No? Y Tony no sería la primera que no.

Bueno... Nunca hay que rendirse...

Tomó su guardada mascara del armario y se la puso. Había ya olvidado lo que se sentía

— Hola, Peter — saludó su IA — Ha pasado mucho tiempo

— ¿Qué tal Karen? Si realmente pasó bastante... Dime, ¿Me tiendes una manita?

— ¿En que soy útil?

— Por favor, busca algún punto de acceso al taller.

— Como gustes — Karen comenzó a analizar las posibles entradas y consiguió lo que buscaba — Peter, sobre la isla de la cocina, hay un conducto de aire, el cual, si lo sigues puedes llegar al taller.

— Eres lo máximo, Karen

— Gracias, Peter — volvió a sacarse la máscara y la dejó dónde estaba, le dió algo de pena por Karen a decir verdad... Pero luego la sacaría para conversar de nuevo.

Se dirigió con ánimos a la cocina y trepó la pared con sumo cuidado. Buscó el conducto y entró dentro de él. Se sintió como en una película, se arrastró varios metros seguidos, y buscó el taller. Supo que había llegado a destino cuando por una de las cortinillas de metal se colaba una corriente mucho más fría, la calefacción no estaba encendida. Sacó la cortinilla y efectivamente. Era el taller.

Bajó y comenzó a buscar, mientras frotaba sus brazos por frío... Ahora se imaginaba como estaría Tony.

Vió el desorden y se preocupó, empezó a buscar más, hasta que lo vió. Acurrucado en una esquina de taller, con la cara cubierta por sus brazos sobre las rodillas. Tuvo miedo de que padezca de hipotermia.

Se acercó corriendo y lo miró, estaba temblando, pálido.

Trató de despertarlo suavemente pero...

— ¡AHHG! — gritó el mayor al sentir el contacto de Peter. El menor se asustó

— S-señor... — murmuró

— Un-Underoos... — dijo aún estando bajo los efectos de la crisis.

Peter lo vió a los ojos y notó que había llorado. Se acercó más a él y tomó sus manos heladas

— Tony... Tranquilo, ya todo está bien — le susurró — Ya estoy aquí, nada malo pueden hacerte.

Tony no dejaba de temblar por obvias razones, su anciedad se había convertido en pánico, pánico a que Peter se fuera de su lado, de causarle daño.

— Mocoso... Yo no quiero dañarte — murmuró entre algunas balbuceadas

— Tú no me harás daño, Tony — Le sonrió cálidamente, para luego sacarse el suéter que llevaba y envolverlo con el — no dejó de susurrarle cosas bonitas. Todo con tal de mejorar su estado, sacarlo de esa crisis.

Los ojos de Tony se llenaron de lágrimas y por primera vez se mostró indefenso frente al chico, sin querer, dejó caer la máscara de rudeza que lo protegía y dejó ver su rostro sensible, con miedo a lastimar y ser lastimado. Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas.

— Peter, te amo, te amo, no quiero causarte daño ¿Ok? Tú eres todo lo que tengo y no soporto el hecho de poder perderte, lo siento, en verdad lo siento, yo no soy una buena persona y no pu- — realmente no podía creer lo que estaba pasando, de todas las cosas más improbables del cosmos está encabezaba la lista y se estaba cumpliendo

En ese momento su corazón se aceleró, el pánico se detuvo brutalmente y la calma lo abrazó, el frío también había pasado a segundo plano y el hecho de que la única persona que realmente no quería que lo viera así de vulnerable también.

Ya nada importaba, pues los labios del chico se habían fundido con los suyos, sintiendose uno al otro...

El beso acabó y ambos se miraron

— Yo... También lo amo, jamás me iré de su lado, porque pase lo que pase... Yo seré su soporte — Peter sonrió tiernamente — Ya no teines que sufrir solo nunca más, Tony — Besó su frente

— Los besos en la frente eran míos. — al parecer todo había sido remediando — ¡y yo quería ser el primero en besar!

— Puedes ser el primero en continuar el beso — insinuó Peter

— Eres un amor, mi amor — y así lo hizo, lo volvió a besar, un beso tierno y largo

Siguieron así, probando distintos tipos de besos, pasionarios, mojados, cortos, largos, con legua... Todos en el piso del taller, el cual ahora guardaba un gran secreto... Que ni tan secreto era.

Y luego por cuestiones de frío dejaron su santuario, casa un fue a darse una pequeña ducha para entrar en calor y volvieron a encontrarse en los jardines para continuar con su "terapia de besos".

Y en ese momento... En ese preciso momento nacieron los problemas.

Días de colores [Starker] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora