Snif.

84 4 2
                                    

No creí haber escuchado del todo bien. Acaso estaba admitiendo que siente cosas por mi? Eso quiso decir?

- Diego... Disculpa... No entiendo a qué te refieres...

- Eso, Liz. Que no creo poder aguantar todo un mes a que seas mayor de edad.

- Ay... Diego.... Qué dices?- Reí nerviosa y miré el paisaje de la ciudad.

- Tus ojos son preciosos, Liz... Ten. - Me acercó la pipa lista y prendió la mecha.

Tomé la pipa y prendí la Yerba con la llama de la mecha. Noté que Diego me miraba sin despegar sus ojos. Una calada profunda inundó mis pulmones. El sabor era delicioso, jamás había fumado algo así. Diego seguía mirándome.

- Eres muy linda, Liz... En serio.- sus ojos brillaban. Le acerqué la pipa y la mecha.

- Yo te gusto, Diego?

- Si, Liz. Mucho.

Al Decir eso aspiró desde la pipa, fue una calada muy grande.

- Quizá sea mejor esperar el mes que falta, Diego. Creo que quizá, si pasa el tiempo, podrás ver si realmente te gusto o no.- Diego botó todo el humo. De haber estado en un cuarto cerrado, habría quedado inundado.- Qué piensas?

- Pienso que deberías fumar un poco más.

- Pero...

En eso que estaba procesando la frase en mi cabeza para contestarle, se acercó a mí lo suficiente como para rodar sus labios con los míos. Me sentí petrificada. Tenía a Diego casi sobre mi, con sus labios sobre los míos.

- No podré aguantar un mes sin hacer esto.- susurró.

Y me besó. Sus labios son tan suaves, como ningún otro que haya besado. Su lengua entraba a mi boca lo suficiente como para dejarme con ganas. Puso su mano sobre mi quijada y la deslizó hacia mi cabello, por detrás de la oreja. Entonces apretó levemente mi cabello, esto me hizo sentir un calor recorrer mi cuerpo. El beso duró todo un minuto, un minuto muy acalorado.

En eso noté la Yerba hacer su efecto. El cosquilleo comenzar en la punta de mis dedos, luego en mi boca. El beso de Diego era una maravilla. La sensación de la Yerba con un beso tan bueno como este podría compararse con algo mágico.

Mi cuerpo relajado, con cosquilleos. Esa sensación de estar en un sueño. Esa manera de sentir todo tan intensa. Todo maravilloso.

- Liz?

Interrumpió una voz desde el otro lado de la puerta de la pieza.

- Yo voy, tu tranquila. Fuma. -sonrió y acaricio mi mejilla.

Era Katy, quería saber cómo estaba. También estaba Fani, preguntando se tenía mantas para acostarse en el sofá.

Me paré de la silla y noté mis piernas algo torpes. Los ruidos se escuchan con algo de eco. Caminé hacia la puerta y Vi que Diego estaba hablando con la chica que ordenaba.

- Fani... Ven...- susurré para ella.

- Que pasa, Liz?

- Fumé y estoy muy drogada.

- Yo estoy igual.

Nos causó mucha risa. Incluso reímos más por el efecto de la Yerba. En eso llegó Katy, que también había fumado, ya venía riendo.

- Oye Liz, qué hicieron?- preguntó Fani

- Fumamos Yerba y nos...

- Fany, Katy.- Diego interrumpió.- Sus habitaciones están listas.

Una Chica Como Muchas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora