Capítulo 1

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Mi nombre es Gema Duran, tengo 15 años, soy cristiana y voy a una secundaria técnica que tiene orientaciones de Química, Informática y Economía. En esta escuela estudiamos dos años de ciclo básico, donde aprendemos materias base como Historia, Matemática, Biología, etc., luego debemos elegir una de las tres orientaciones. 

Este es mi tercer año, y llevo un año cursando la orientación Informática. Elegí este emocionante camino porque creo que la tecnología es el futuro y el presente, la digitaliazción ya es parte de nuestra realidad y quiero comprenderla.

Mi día a día es un tanto... particular. Mis padres se están divorciando, mi hermano mayor tiene problemas con las drogas y en mi escuela me hacen bullying. Pero no todo es un desastre, Dios me mandó una ayuda muy bonita, y es mi mejor amiga Olivia. Nos hicimos mejores amigas desde que nos conocimos en primer año. Tiene un cabello hermoso que le llega hasta un poco más debajo de los hombros y ojos color café, es sumamente agradable y el arte se le da muy bien.

No tengo muchos amigos, de hecho, Olivia es mi única amiga. Aunque ella si tiene más amigos, pero creo que no les caigo muy bien. No les gusta hablar mucho si estoy cerca, entonces cuando Olivia va con ellos, yo me aparto a leer libros de bolsillo. Traería la Biblia o libros de un tamaño promedio, pero me rompieron y mojaron los últimos tres que llevé, así que llevo sólo los de bolsillo para que pasen desapercibido y los leo en un rincón apartado de la biblioteca. Mientras más pequeño sea el libro, mejor.

Me encontraba leyendo "El Príncipe" de Nicolás Maquiavelo, hasta que escuche unos pasos acercarse y una voz.

-Mira nada mas- dijo Sabrina, y detrás suyo estaba su grupo. Todos eran de Economía. - Inmediatamente arrojé mi libro debajo de la mesa de forma disimulada para que no lo pudieran ver –No sabía que las zorras supieran leer- su grupo soltó unas risas –Pero...no tienes libros

-No

- ¿Entonces qué carajos estás haciendo aquí?

-...

- ¡Habla! - Dijo golpeando la mesa.

-Sólo vine a pensar- dije dirigiendo la vista hacia la ventana.

-Ah, no sólo leen, sino que también piensan. Qué asco – más risas –Mira niña, - tomó mi cabello –nosotros tenemos que buscar unas cosas y no queremos a estorbos como vos por acá ¿Te quedó claro?

-Pero...- jaló mi cabello e intentó arrastrar a la puerta, pero alguien la abrió de golpe y me golpeó con la puerta.

Sabrina me soltó el cabello rápidamente.

- ¡Niña, ten cuidado! - dijo la señora que llevaba libros y, al parecer, también mucha prisa.

El grupo de Sabrina estalló de la risa por mi mala suerte, y tanto por el dolor como por la humillación Salí llorando de ahí.

Poco después de que saliera de la biblioteca, tocó el timbre que indicaba el fin del receso. Pero sucumbiría ir al baño a limpiarme la cara, ya que sentí a una gota de sangre recorriendo mi frente.

Llegué tan exaltada al baño, que tuve que pasar varios segundos lavándome la cara para percatarme de unos ruidos extraños provenientes de un cubículo específico. Parecían... ¿gemidos?

Aparentemente notaron mi presencia por el sonido del agua corriendo del grifo. Fue entonces cuando se detuvieron y abrieron la puerta. Eran un chico y una chica. Los dos tenían el torso completamente descubierto.

-Cuida la puerta Samuel- dijo ella.

-Si Elisa- dijo mientras se vestía.

Luego la chica me empujó contra la pared y colocó su mano alrededor de mi cuello ejerciendo algo de presión.

-Escucha zorra, si dices algo de esto juro que antes de dejarte sin aire de la peor manera, voy a hacer de tu asquerosa vida un infierno ¿Te quedó claro?

-S- s-si- dije algo asustada e intentando retener las lágrimas.

- Fuera de mi vista- dijo y se apartó de mí.

Fui corriendo a mi salón.

-Señorita Duran ¿Por qué llegó tarde? - preguntó el profesor Bonilla cuando me presenté en el curso.

-Pasé por el baño a lavarme una cortada que me hice en biblioteca- dije enseñándole el corte.

-Muy bien. Pero deje de llorar señorita, no es nada grave. Tome asiento.

Sí, estaba llorando y temblando. Ya no lo podía evitar, no soy tan fuerte. Pero por suerte el profesor le restó importancia y continuó normalmente la clase.

En el siguiente recreo fui a buscar el libro que se me había caído en biblioteca. Iba un poco distraída hasta que alguien me arrojó un vaso con agua.

- ¡Fíjate zorra! -

- Lo siento- por suerte no era mucha agua, se iba a secar rápido.

A decir verdad, el calificativo de "zorra" que me pusieron es un sofisma. Nunca estuve con un chico y tampoco tuve un amigo. Así que, por más que no deba juzgar, creo que sólo lo hacen porque son crueles. Siempre me dijeron que nadie se iba a meter conmigo sino me metía con nadie, pero eso no siempre puede ser verdad; a veces basta con estar en el lugar "equivocado", tener el color de ojos, cabello, capacidad, rostro, cuerpo "equivocado". Pero no se dan cuenta de que la equivocación está en descargar tu odio en alguien que no cumple con tus expectativas de una persona "no equivocada", porque ahí ellos pasan a ser los equivocados.

Llegué a la biblioteca, miré por debajo de la mesa correspondiente y, ahí estaba. Por un segundo olvidé mi llanto y sonreí. Lo tomé y lo escondí rápidamente. Mi pequeño rincón de felicidad.

En El Nombre Del PadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora