Capítulo 8

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Demian la miró, el enojo reflejado en sus ojos. ¿Quién lastimaría a esta pobre chica? Bufó molesto, aunque cuando ella le había mencionado eso de ''Espera hasta mañana en la escuela para golpearme si quieres'' cuando la vió camino a casa por uno de los caminos de tierra. Él había mirado su moretón y había entendido todo, pero necesitaba aclaraciones; no quería, por una extraña razón, que le hicieran daño a Rei.

Sabía lo que se sentía, ya que él mismo había pasado por aquello.

Tenía doce años cuando sus compañeros y las personas que se hacían pasar por «amigos» comenzaron a molestarle, golpeándolo, encerrándolo en los baños e insultándolo. Jamás logró saber el por qué de aquella situación. Uno de aquellos chicos que disfrutaba golpeándolo era Ojo de Tigre, y, luego de varios años, volvió a encontrarlo, disfrutando nuevamente molestar a otras personas.

Su madre al enterarse, lo había cambiado de escuela y puesto una demanda al director por la falta de atención hacia los más jóvenes. Demian pensó en que nunca más volvería a encontrarse con Ojo de Tigre por allí. Pero aquí estaba, yendo a la misma escuela que él. Él sabía que no lo reconocería, ya que a esa edad su cabello era de un blanco levemente oscuro, pero con el pasar de los años se le fue tornando cada vez más claro hasta quedar Blanco grisáceo. Además, su forma de rostro ya no era la misma, ni menos su complexión. Cuando tenía doce años, su rostro era ovalado y era, por así decirlo, «rellenito»; una de las muchas razones por el cuál lo molestaban. Fue un cambio realmente notorio y llegó de golpe cuando entró en la pubertad a los catorce años, donde ya estaba yendo a la Sherwood Forest School. Allí sucedieron cambios en su cuerpo y mente, lo que lo hizo cambiar la forma de ver la vida.

A mediados de año, Demian se unió a la banda actual. Para ese entonces, allí solo estaban Darien, Rubeus y Zafiro. Allí consumía drogas y bebía hasta no poder ponerse de pie todos los fines de semana. Luego de un año, llegó Seiya. Supieron por ellos que estaban siendo perseguidos, por lo que Darien les compró un arma a cada uno y así les enseñó como utilizarla. A la semana mató por primera vez.

Los recuerdos invadían de una forma perturbante la mente de Demian, quien aún, con la mirada fija en Rei, seguía sentado a su lado en la cama.

Rei no dejó de mirarlo con el ceño fruncido. Se le veía realmente hundido en sus pensamientos que decidió mejor no decir nada al respecto.

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Narra Rei

Sus ojos estaban perdidos mirando hacia atrás mío, pero al momento de darme vuelta noté que no había nada interesante allí aparte de la pared.

Estaba pensando en algo... ¿Qué? No lo sé, pero de inmediato comencé a sacar conclusiones. ''Quizás esté pensando lo divertido que sería golpearme, o quizás en las muchas maneras de hacerlo para que a mi me duela'' Me encogí en mi lugar, mientras que disimuladamente intentaba echarme hacía atrás, alejándome del cuerpo de Demian.

Él me miró de repente. Sus ojos clavados en los míos. Se acercó peligrosamente a mi, haciendo que mi cuerpo se fuera hacia atrás para que mi espalda tocara las suaves almohadas de plumas, impidiéndome seguir retrocediendo. Él continuó acercándose, para luego sentarse más cerca de mí y abrazarme.

¿Abrazarme? Me estrechó contra sus brazos, juntando ambos pechos y torsos. Quise apartarme, poniendo ambas manos sobre sus fornidos hombros y empujándolo fuera de mi cuerpo. Demian sólo me apretó más contra su cuerpo, quitándome el aliento.

—¿Diamante? ¿Q-qué haces? —pregunté con miedo.

Jamás había recibido un abrazo, no desde que mi madre murió como se puede notar. Quizás me haría daño. Me podría golpear. Cada pensamiento negativo posible llegaba a mi mente como una bomba, poniéndome realmente nerviosa y tensa.

Sálvame (Adaptación Rei/Diamante)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora