Capitulo 10

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Demian me dijo que me llevaría con él a la escuela, pero antes de que yo me alejara de él, él me había agarrado del codo obligándome a quedarme. Luego dijo algo que me había dejado helada: "—Yo te protegeré en la escuela. No permitiré que nadie se te acerque o te haga daño. Te lo prometo."

La respiración se había ido de mis pulmones y solo pude quedarme allí, mirándole como una estúpida. Él me sonrió y me dejó libre para irse a su habitación. Luego de eso no lo ví más.

Estaba tendida sobre la cama boca arriba observando el blanco techo, pensando en lo sucedido esta mañana. Petzite empujándome. Yo en el hospital. Demian diciendo que me cuidaría. Mi padre... ¿Qué estará pasando por su cabeza? Me acurruqué entre los muchos cojines cuadrados y cubrí mis pies con la piezera de piel y polar. Suspiré y desvié la mirada hacia la ventana que a estas alturas de la tarde estaba empañada por la humedad y el frío. Golpearon la puerta antes de que ésta se abriera y Demian entrara, algo cauteloso, a la habitación. Me di la vuelta sin levantarme, pero cuando vi que abrió la boca y no dijo nada, me senté mientras ordenaba algo de mi enmarañado cabello. Vi su esfuerzo por hablar, así que lo ayudé.

—¿Qué sucede, Diamante?

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Narra Diamante:

¡Diablos! ¿Porqué me costaba trabajo hablar con ella? Suspiré frustrado mientras me acercaba a ella lo suficiente como para sentarme a su lado en la cama. Fue entonces cuando hablé.

—Yo solo te quería preguntar las cosas que te hacía tu padre.

Ella solo se dignó a mirarme unos segundos antes de desviar la mirada hacia otro lugar, con la cabeza gacha.

—Yo... —calló.

Le tomé las manos, intentando consolarla.

—Sólo quiero saber... No tienes que responderme si no quieres, ¿De acuerdo?

—De acuerdo. Pero quiero que sepas... Yo... uhm... nunca le había dicho nada a nadie, ¿sabes? Sólo... debes tenerme paciencia...

Esta vez fuí yo quien la callé.

—Tengo tiempo —sonreí.

—Bueno... Te contaré lo peor que me ha hecho... Era verano y hacía mucho calor. Mi papá estaba tomando cerveza fría, y yo lo único que quería era algo para refrescarme, ya que tenía la boca seca. En casa no había ni una sola jarra con agua. Entonces fuí y le pedí un poco... Se enojó... mucho y en vez de darme un trago, me golpeó con una de las sillas que tenía allí con él. Me rompió por segunda vez el brazo allí. Casi me mata. Cuando desperté, estaba sobre un suelo completamente húmedo por mi sangre, ya que me había hecho muchas heridas algo graves. Él se había ido a trabajar. Yo sola me curé las heridas y cuidé mucho de mi brazo. Para ello debí faltar una semana a clases para evitar que Petzite me dañara en alguna otra parte —se detuvo y la ví sollozar.

Ella estaba sola en el mundo. No tenía a nadie allí para ella, y el hijo de p*** de su padre no le proporcionaba ni un trago de agua fría. Las lágrimas caían de sus hermosos ojos, y eso hizo que algo muy profundo en mi interior se rompiera. Logré sentir su temor, el miedo en ellos cuando miraba a alguna persona.

La estreché firmemente en mis brazos y noté como se tensó por un momento para que luego se relajara en ellos. Escondió su rostro en mi cuello, mientras intentaba controlarse.

—No me gusta que me vean llorar —farfulló.

—Shh... Es mejor mostrar tus sentimientos en vez de guardártelos y hacer que ellos te hagan daño —intenté calmarla. No lo logré.

Sálvame (Adaptación Rei/Diamante)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora