Las luces de colores iluminan toda la sala y hay algunas personas en los sillones con latas de cerveza que no deberían estar ahí.
Chris no cree que sea arriesgado porque los viajes de negocios de su papá duran varios días, hasta que ve su llamada entrando a su celular.
Baja el volumen de la música para salir al patio posterior, y respira profundo antes de contestar.
—¿Dormido? —escucha al otro lado del auricular y carraspea viendo a Erick que ha salido también seguramente porque lo vio.
—Estoy escuchando música, y revisando algunos cuadernos.
—Bueno, eso está bien pero mañana tienes clases, llego en 15, ¿quieres algo de comer?
—¿15 días? ¿horas? ¿semanas?
—En 15 minutos —responde riendo— estoy en la gasolinera de la vuelta, pero nadie me atiende, y casi no me queda nada en el tanque.
—Claro, papá, entonces te veo jaja —murmura fingiendo reír y cuelga rápido con pánico— ¡ESTÁ A DOS CALLES!
Erick se acerca a él y pone las manos en su hombro para calmarlo.
—Podemos botar a las personas y decir que tú, yo y un par de amigos más...
—¡Eso es peor!
—¿Entonces?
—Es que no puede entrar hoy, me tomará toda la noche ordenar esto y quitar el olor a alcohol.
—Cómo si se pudiera mantener a alguien fuera toda una noche.
—Lo tengo —susurra mirándolo— papá nota cuando miento, pero no te conoce a ti mintiendo.
—Odio cuando un plan me incluye.
—Tú debes ir por él, Er.
—¿Yo por qué? —pregunta mirando al resto de gente.
—Porque eres mi novio —dice agarrando su cintura y besa sus labios suavemente.
—Debí quedarme en casa —murmura entre dientes.
—Puedes ir a la gasolinera y pedirle que te lleve al hospital, desmáyate o muérete si es necesario, pero no tiene los números de tus papás, así que no podrá dejarte solo.
—Sabe que tú los tienes, genio.
—Yo me encargaré de eso, por favor, mi amor, hazlo por todas las fiestas que tendremos después, si me descubre ahora probablemente nunca más confíe en mí —le pide acariciando su cabeza, mientras deja besos por todo su rostro.
—Tu papá me asusta —suelta cruzando los brazos— él nunca sonríe y si se da cuenta...
—No va a notarlo, Er, eres un buen actor.
—Está bien, iré —susurra alejándose para ir a la puerta— solamente porque te amo.
—Te amo más —responde mirándolo con una sonrisa tierna.
El ojiverde suspira saliendo del lugar y está muy nervioso.
No es mentira que le da miedo, porque el señor Joel, a pesar de que siempre ha sido amable con él durante todos los años que tiene saliendo con Chris, no es la persona más agradable del mundo.
Suele estar serio todo el tiempo, y no parece que sea tolerante a una mentira así.
Su corazón le golpea el pecho cuando lo ve apoyado en su auto, y luce impaciente.
Tiene que acercarse.
—Buenas noches —dice mirando al piso con la voz casi quebrada y se sorprende a sí mismo por lo sencillo que ha sido.
—Erick —responde un poco sorprendido mirando a su alrededor— ¿Qué haces en la calle a esta hora?
—Yo, no me siento bien y no encuentro un taxi, mis padres están fuera de la ciudad —susurra levantando ya lista la mirada y lo ve a la cara con los ojos brillantes— me duele mucho el estómago y tal vez es porque no comí nada en todo el día.
Joel va a preguntarle algo más pero el menor grita apoyando las manos en su cintura y se dobla casi cayendo al piso.
—Voy a llevarte al hospital —indica el rizado sosteniéndolo, y lo apoya en su pecho con preocupación.
El ojiverde está satisfecho cuando cierra la puerta del copiloto con él adentro, y lo está aún más cuando empieza a conducir en la dirección contraria a su casa.
Lo ha logrado.
—Espero que no sea algo grave —dice el mayor concentrado en el volante.
—Creo que cené algo que me hizo mal.
Joel voltea hacia él bajando la velocidad y Erick empieza a analizar la mirada que le da.
—Acabas de decir que no comiste nada en todo el día.
El menor respira con dificultad y el miedo se apodera de su cuerpo cuando estaciona a un lado de la carretera.
Es el peor mentiroso de la historia.
Debería llorar y pedir perdón o decir que tiene fiebre y ya no sabe lo que dice.
No sabe cuál de las dos es menos peor.