1

9.7K 236 21
                                    

Tras salir de la oficina llego a casa enfadada, trsite y agobiada. Miro las cajas embaladas, recuerdo como Natalia entre risas metía algunas prendas de vestir, las fotos...mi viaje a Alemania está anulado y mi vida, de momento también. Meto cuatro cosas en una mochila desaparezco antes de que Natalia me encuentre. Mi teléfono suena, y suena, y suena. Es ella, pero me niego a cogerlo. No quiero hablar con Natalia.

Dispuesta a desaparecer de mi casa, me voy a una cafetería y llamo a mi hermana. Necesito hablar con ella. Le hago prometer que no le dirá a nadie donde estoy y quedo con ella.

Mi hermana acude a mi llamada y, tras abrazarme, me escucha. Le cuento todo lo sucedido y me entiende.
Después de despedirme de mi hermana llamo a mi padre. Le hago entender que es unos días estaré en Elche, de un día para otro me monto en el coche y me voy a Gijón. Allí me alojo en un hotel y durante tres días, paseo por la playa, me voy de turismo y de sidras, duermo, y lloro. Al cuarto día tras un paseo en la arena y escuchando música cojo el coche y me voy a Elche, dónde papá me recibe con los brazos abiertos y me da todo su cariño y amor. Le cuento que mi relación con Natalia se ha acabado para siempre, y él no me quiere creer. Natalia le ha llamado varias veces preocupada y según mi padre, esa mujer me ama demasiado como para dejarme escapar.

Al día siguente, cuando me levanto, Natalia está en casa de mi padre.
Cuando me ve intenta hablar conmigo, pero me niego. Me pongo hecha una furia y grito, le reprocho todo lo que tengo en mi interior, y me encierro en mi habitación, una vez allí Natalia se acerca a la puerta y tras pedirme que salga, me dice que se va, pero que se va a Alemania.

Transcurridos unos días me llama Manu, mi excompañero, y me deja a cuadros. Natalia ha despedido a Noemí. Escucho como Manu me cuenta que Natalia tuvo una tremenda bronca con ella cuando la pilló en la cafetería riéndose de mi. No debería alegrarme de ello, PERO ME ALEGRO. Como dice mi padre, el tiempo pone a cada uno en su lugar.
Esa tarde aparece Marina con Jesús y Cloe, y nos sorprenden con la noticia de que ella está embarazada, voy a ser tía de nuevo.

Al día siguiente, se presenta en casa Fernando. Al vernos nos damos un largo abrazo. No me pregunta por Natalia. Simplemente me apoya.

-Fernando, si yo te pudiera un favor, ¿me lo harías?
-Depende del favor.
-Necesito la dirección de dos mujeres.
-¿Qué mujeres?
-Marisa de la Rosa, es de Huelva. Y la otra Rebeca y fue novia de Natalia Lacunza.
-Alba, ni hablar.-protesta mi hermana.
-Cállate, Marina.
-Fernando ¿me lo puedes conseguir o no?
-¿Para que lo quieres?
-Fernando no es nada malo, pero si pudieras ayudarme te lo agradecería.

Durante unos segundos me mira, se aleja y se pone a hablar por teléfono, no escucho nada y eso me inquieta. Diez minutos más tarde de acerca a mí con un papel y dice:

-Sobre Rebeca solo te puedo decir que está en Alemania y la dirección de la otra aquí la tienes. Por cierto, tus amigas se mueven en un ambiente de altos vuelos y comparten los mismos juegos que Natalia Lacunza.
-¿De qué juegos habláis? - pregunta Marina.

Fernando y yo nos miramos, sabemos por dónde van los tiros y decidimos disimular.

-Ni una tontería con ellas, Alba.
-Gracias... Muchas gracias.

Esa noche, cuando estoy a solas en mi habitación, me siento furiosa. Saber que al día siguente voy a ver a Marisa me pone cardíaca. Esa mala bruja se va a enterar de quien es Alba Reche.

Por la mañana me despierto a las siete. Llueve. Mi hermana ya está levantada y cusndo me ve, se me pega como una lapa para hacerme mil y una preguntas. Intento esquivarla. Voy a Huelva para hacerle una visita a Marisa, pero Marina es mucha Marina  y al ver que no me la podía quitar de encima, he decidido que me acompañase. Aunque en el trayecto me arrepiento, es tan pero tan pesada que si no fuera porque está embarazada la dejaba en la carretera hasta que volviese.
Cuando entro en Huelva, extrañadamente no estoy nerviosa. Al llegar a la calle que pone en el papel aparco mi coche. Observo la urbanización y veo que Marisa vive muy bien.

-Todavía no sé que hacemos aquí, nena. - dice Marina.
-Quédate aquí.
-Ni lo sueñes, mona. Donde vayas tú, allí que voy yo.
-Pero vamos a ver, ¿acaso me ves cara de necesitar una guardaespaldas?
-Si. No me fío de ti. Eres mala hablada y a veces te pones tontorrona.
-¡Joder!
-¿Lo ves? ¡No digas palabrotas!

Sin responder comienzo a caminar hacia el bonito portal. Llamo y cusndo oigo la voz de una mujer, digo sin dilación:

-Cartera. Abra por favor.

La puerta se abre, y mi hermana me mira.

-Aaaiss Alba, creo que vas a hacer una locura.
-La locura la hizo ella cuando me subestimó.
-Aaaiss Albaaa...
-A partir de ahora te quiero calladita. Este asunto es entre ella y yo.

El ascensor llega. Nos montamos y le doy al botón de la quinta planta. Busco la puerta D y llamo. Instantes después, una desconocida vestida con uniforme de servicio abre:

-¿Qué desea?
-Hola, buenos días. Quisiera ver a Marisa de la Rosa, ¿Está en casa?
-¿De parte?
-Digale que soy Vanesa, de Cádiz.

La señora desaparece.

-¿Vanesa de Cádiz? - susurra mi hermana.

Dos segundos más tarde aparece Marisa, al verme su cara lo dice todo. Se asusta.

-Hola, pedazo de zorra.
-!Alba! - dice mi hermana.

Tras darle una fulminante y matadora mirada a Marina, mi mirada se dirije a Marisa.

-Solo quiero que sepas que sé donde vives, ¿qué te parece? Tu juego sucio me ha hecho enfadar y créeme que si me lo propongo, puedo ser más perra que tú y tus amigas juntas.
-yo... Yo no sabía que...
-CÁLLATE. Me da igual lo que me digas. Eres una mala bruja porque me utilizaste con un fin nada bueno. Y en cuanto a Rebeca, que seguro que estáis en contacto, dile que el día que me la encuentre se va a enterar de quien soy yo.
-Por favor... Están mis suegros y...
-¿Tus suegros? Genial, preséntamelos. Estaré encantada de decirles cuatro cosas de su nuera. Si me vuelves a subestimar, créeme que te arrepentirás.

Marisa asiente asustada, está blanca, pero cuando me doy la vuelta para irme, mi hermana pregunta:

-¿Esta es la gilipollas que venías buscando?
-Si.
-Si te vuelves a acercar a mi hermana o a su novia te juro por mi madre que en paz descanse que regreso aquí y te saco los ojos con un cuchillo jamonero.

Tras la "amenaza" de mi hermana Marisa cierra la puerta. Aún boquiabierta miro a mi hermana y le digo mientras bajamos por el ascensor:

-Menos mal que era yo la malhabalda.

Entre risas volvemos a Elche. Cuando llegamos, mi padre y Jesús nos preguntan por nuestro viaje. Las dos nos miramos y reímos. No decimos nada. Este viaje a sido algo entre Marina y yo.





Nadie te querrá como te quiero yo (2°parte) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora