Capítulo VI

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Me encontraba patrullando la entrada sur de Konoha junto a Lee y Tenten, cuando percibí un pequeño movimiento entre unos arbustos que se encontraban a varios metros de distancia. Noté como las hojas se movían de una forma antinatural, contraria a la dirección de la suave brisa que soplaba en el lugar.

Activé mi Byakugan, y pude ver a los causantes de dicho movimiento: un grupo conformado por varios shinobis se acercaba a gran velocidad.

Al principio, pensé que se trataba del equipo de Naruto. Pero al ver la cantidad de personas, esa idea fue descartada.

—¿Qué sucede, Hinata?—preguntó Tenten al notar que había utilizado mi Kekkei Genkai.

—Se aproxima un grupo compuesto por varios shinobi. Hay que avisarle al Hokage. Nadie nos notificó que tendríamos alguna visita en la aldea, así que esto no puede ser muy bueno—respondí, mirando a mis compañeros.

—Yo me encargo. Ustedes deberán defender la entrada en caso de necesitarlo. También traeré refuerzos—contestó Lee. Al instante, se alejó a una velocidad increíble.

Tenten y yo intercambiamos una mirada. Al instante, nos pusimos en posición de ataque. Mi compañera sacó sus armas.

Yo respiré, intentando calmar mis nervios, y canalicé mi chakra, en caso de necesitarlo. Era mejor prevenir que curar.

Los minutos que siguieron parecieron eternos: ambas concentradas, esperando un ataque. Noté con mi Byakugan como los desconocidos acortaban cada vez más la distancia entre nosotros.

—En cualquier momento van a llegar—le dije a mi compañera.

Unos instantes después, una bomba explosiva se acercó peligrosamente a nosotras. Por suerte, ambas nos alejamos de la exposición con rapidez.

La pequeña esperanza de que fuera un encuentro pacífico se disipó al instante. Teníamos que pelear.

Cómo era esperado, un grupo conformado por quince ninjas salió de la sombras. Esto era malo. Teníamos una clara desventaja.

—No queremos pelear. Váyanse—dijo Tenten con una mirada seria, transmitiendo una gran fortaleza. Como respuesta, nuestros enemigos comenzaron a atacar.—No nos dejan opción.

De un momento a otro, reinó el caos: Tenten y yo peleábamos con al menos seis ninjas cada una. Necesitábamos refuerzos.

Mis enemigos coordinaban sus ataques, pero los mantenía alejada con mi Jūken*, inmovilizándolos.

Uno de los atacantes evadió mi jutsu con una velocidad increíble, y estaba por golpearme, cuando un sello explosivo pasó sobre mi, pegándose en la cabeza del enemigo. Al instante, retrocedí, aliviada de haber sido salvada. Sabía que si uno se acercaba, e intentaba defenderme, el resto se cernirían sobre mí enseguida.

—¡Gracias! —exclamé, sin apartar la vista del resto de mis enemigos. Por suerte, sólo quedaban tres.

A pesar de que era muchos, no eran muy poderosos, por lo que estaba confiada de que saldríamos victoriosas.

Pero estos pensamientos se disiparon al notar a un nuevo enemigo saliendo de entre los arbustos. Al parecer, era un ninja tipo sensorial, porque había ocultado su presencia cuando había activado mi Byakugan. Enseguida noté que este enemigo era mucho, mucho más fuerte que el resto: desde su postura despreocupada, como si no fueramos más que insectos, hasta el aura que lo rodeaba.

El recién llegado caminó lento hacia donde estábamos nosotras, como si tuviera todo el tiempo del mundo.

Aproveché el momento para mirar de reojo a mi compañera, quién había terminado con sus enemigos al igual que yo. Ambas nos encontrábamos bastante agotadas, por lo que lo más conveniente sería que peleáramos lado a lado.

After the War (NaruHina/SasuSaku) #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora