~Salvaste tu vida~

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― A...Aki...

― ¡Yalek! Yalek, ¿qué pasó?

A pesar de que no me miraba directamente podía notar sus ojos rojos y acuosos; sabía que lo estaba soportando y no me gustaba, prefería que se desbordara y no lo guardara para sí mismo. Tenía más que claro que no estaba bien, y que el ir con ellos sólo podía empeorar las cosas; sin embargo, no me esperaba que fuera tan lejos como para que ni siquiera me mirara y sólo negara desviando aún más su vista, lejos de mí.

― No es nada, lo mismo de siempre.

― Ratoncito- apreté los puños conteniendo mis ganas de hacerlo hablar por la fuerza―, mírame- no podía forzarlo en una situación así, bajo ninguna circunstancia quería convertirme en su enemigo― mírame Yalek-. Apenas una mirada de soslayo que me rompió un poco más, esa era la prueba definitiva de que algo no estaba para nada bien.

No era el momento para presionar y lo sabía muy bien. Debía de buscar fuera de él una forma de ayudarlo. Las cosas parecían demasiado complicadas para arreglarlo de inmediato; lo había dejado avanzar demasiado y ahora se escapaba entre mis dedos sin muchas opciones para detenerlo; y aún menos opciones para ayudarlo. Al final, sólo me quedaba optar por averiguar todo lo que pudiera y tratar de arreglar el problema desde su origen.

― ¿Qué tiene que ver el primer ministro?

― Yo...

Sus ojos no mentían. Estaba sorprendido, era algo que esperaba, pero su mirada era dolorosa. Sin embargo, era aún más doloroso que no confiara en mí; ya no había nada que perder. Si realmente el primer ministro estaba implicado en el secuestro de Yalek la cosa no sería nada trivial; un montón de líos que seguramente implicarían a hombres muy poderosos, no demasiado inteligentes, y que estaban dispuestos a arriesgar mucho con tal de conseguir la ventaja para hacer lo que quisieran.

― Ni se te ocurra mentirme ratoncito- me acerqué a su oído buscando sentir su pulso con mis dedos en su piel― esta vez no podrás escapar.

― No sé quién es, sólo conozco su rostro- su rostro resbaló por mis manos, pero sus palabras eran honestas.

― Entonces dime lo que pasó.

― Pues...- me topé con sus orbes que bailaban ligeramente entre la tristeza y la molestia, creando un efecto extraño que nunca había visto en sus ojos; y, por un momento, pude ver en el esa mirada de jade que mostraba un odio increíble, esa que me había visto innumerables veces antes de golpearme hasta la inconsciencia. En ese momento, tenía frente a mí la mirada de Alva; pero un instante después desapareció dejando la tristeza y melancolía de Yalek en su lugar―. Yo...tengo lentes nuevos...

― También lo sé- cuando me recuperé del shock le entregué el pequeño estuche que había revisado hasta el cansancio y lo miré de nuevo― ¿Cuál fue el trato?

― No hubo trato- me sorprendí un poco por sus palabras, más, en cuanto sentí que trataba de levantarse lo ayudé a sentarse y lo dejé continuar― sólo amenazas como siempre.

― ¿Qué amenazas?

― No lo sé.

Comenzaba a sonar ansioso, completaba las frases sin problemas y simplemente se negaba a mirarme. La situación estaba yendo a peor y comenzaba a perder la paciencia.

― Yalek, necesito que me lo digas.

― No es nada, enserio...yo...- se levantó alejándose de mí repentinamente―. Hice una promesa, así que no aceptaré.

Entonces todo estuvo claro.

El problema actual no se debía a lo que le habían dicho, había algo más; algo que había provocado que él dudara de eso a lo que se había aferrado desde que todo comenzó. Las ideas que mantenía desde antes de conocerlo se estaban desmoronando lentamente y sólo el recuerdo de la promesa silenciosa que había mantenido siempre lo detenía a lanzar todo lo que había vivido hasta ahora por la borda.

Los Recuerdos Duelen [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora