Capítulo 12

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Narra Rei

Los chicos resultaron ser muy agradables conmigo, menos Darien, quien se mostraba algo alejado de mí. ¿Qué sucederá? Sabía que Demian les había contado lo que me hacían en la escuela y lo que me hacía mi padre. También lo que sabía de mí.

Demian me sentó junto a él en uno se los sofá de la casa, mientras me explicaba junto con los demás todo lo que debía saber. También Demian me hizo prometer que no le contaría nada a nadie, sobre todo menos a sus padres, quienes no sabían nada.

A los pocos minutos de haber llegado, habían comenzado a sonar truenos y relámpagos nuevamente, prometiendo una nueva y fuerte tormenta. Demian me había dicho que lo más probable era que sus padres no llegarían esa noche por Hotaru, para que no salga al frío para llegar aquí.

—Lo mejor será que nos vayamos ahora.

—¿Ir a dónde?

Me miraron y Diamante, luego de un suspiro, me comenzó a relatar el problema que habían tenido con otra banda: The Red Dead. Y que habían dicho que los matarían a todos, uno por uno. Me estremecí con tan solo escuchar la palabra «matar».

—Es por eso que nos iremos a nuestra base para planear algunas cosas. Venimos para llevar a Diamante.

—Pero yo no pienso dejarte sola. Tú vienes conmigo —espetó.

—¿Qué? —pregunté, algo nerviosa. ¿Ir con ellos a su «base»?

—Ya es hora de irnos —señaló Darien, mientras se levantaba y comenzaba a caminar a la salida. Seiya salió tras él, al igual que Rubeus y Zafiro. Haruka me sonrió mientras se levantaba y estiraba perezosamente.

—¿No querrás abrigarte primero, linda? —me preguntó ella.

Miré mi atuendo. Llevaba unos jeans, la blusa de antes y una bata sobre los hombros. Asentí, mientras miraba a Diamante.

—Espérame un momento, ¿Si?

—Está bien, pero apresúrate.

Asentí, mientras me apresuraba hasta llegar a la habitación donde me quedaría. Me quité la bata y la blusa, remplazándolas por una camiseta manga larga y un abrigo que era de Karen. Me calcé con unas botas y salí de allí para bajar por las escaleras.

Hace mucho tiempo que no usaba algo tan cómodo en los pies. Lo único que tenía eran aquellas viejas deportivas que me apretaban por todos lados en los pies. Estas botas que Karen me había regalado luego de unos minutos de haber llegado aquí después del hospital eran perfectas. Tibias, suaves y ligeras sobre mis pies. También se sentía bien poder estar abrigada como se debe.

Demian se había puesto una chaqueta de cuero negra, y me esperaba en la sala. Estaba solo y tenía las llaves de su Camaro y las llaves de la casa.

—Vámonos, Rei, que nos esperan —me sonrió.

Salimos los dos y yo esperé a que Diamante cerrara la puerta de la casa para poder ir a abrir su Camaro. Me subí en el lado del pasajero y Diamante se subió detrás del volante. Partimos luego de que él encendiera el motor con un rugido por parte de éste.

El barrio en el que estaba su «base» era oscuro y silencioso. Tres autos estaban ya estacionados frente a una construcción que se notaba, que estaba abandonada. La pintura era de un desgastado azul, las ventanas tapadas por maderas. Demian apagó el Camaro luego de estacionarlo detrás de una camioneta negra y se bajó. Después yo bajé.

El frío era muy notorio, por más que uno estuviera bien abrigado. El viento movía los cabellos sueltos de mi moño sobre mi cabeza, congelando las puntas de mis orejas y naríz. Demian me tomó de la mano y me guió dentro, donde se lograba percibir un fuerte olor a humo y marihuana. Tosí.

—¿Estás bien? —me preguntó él—. El olor es desagradable, pero luego te acostumbras.

Asentí. Diamante me llevó sin soltarme la mano hasta una pequeña salita, donde había un sofá de cuero desgastado y unas sillas. Todos estaban allí.

Todos nos miraron cuando entraron. Demian me guió hasta un sofá y me hizo sentarme allí, mientras que él se sentaba en el brazo de éste a mi lado. Junto a mí estaba Darien, quien suspiró y se frotó las sienes.

—¿Alguna idea?

—Deberíamos seguir su rastro para ver donde se quedan, primero que nada —señaló Seiya, desde una esquina de la habitación.

—Eso es lo primero. En segundo lugar, deberíamos buscar a más gente y contratar guardias para todos nosotros solo por si acaso. Las amenazas debemos tomarlas en cuenta —dijo Darien mientras se levantaba. Se paseo por toda la sala hasta lograr encontrar su celular entre algunas bolsas de plástico de comida rápida. Comenzó a teclear algunas cosas y, luego de mirarnos a todos, salió de allí justo después de comenzar a hablar con la persona de la otra línea.

Comencé a sentirme incómoda, estando yo allí, una chica muy delgada y débil, entre muchos músculos y chicos de alta estatura. No siquiera la presencia de Haruka me reconfortaba, ella me superaba en tamaño y masa muscular. Me encogí repentinamente, mientras intentaba quedarme al lado de Diamante.

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Narra Diamante

Sentí como Rei se pegaba más a mi pierna. La miré de reojo.

Ella estaba con la cabeza gacha y evitando todo contacto visual con los chicos. Tenía la espalda encorvada, haciendo así que levantase los hombros para esconder de ella todo lo posible.

Suspiré frustrado. ¿Qué puedo hacer para quitarle el miedo? me pregunté. Rei le temía a todo lo que se movía, obviamente todo por culpa del imbécil de su padre. Levanté un brazo y lo pasé por los hombros de ella, mientras que inconscientemente acariciaba su hombro con el pulgar.

Notaba lo tensa que estaba, entonces me incliné hasta pegar mis labios a su oreja y susurrarle:
—No temas.

Ella me miró con la inseguridad reflejada en sus ojos, entonces asintió con la cabeza.

—Y... Bueno, ¿cómo te sientes, Bombón? Diamante nos dijo lo que te había sucedido hace unos pocos días —dijo Haruka.

Rei dirigió su mirada a la rubia y se tocó la cabeza, donde aún descansaban pegados y enterrados en su piel los puntos.

—Bien, supongo...

Haruka le sonrió.

—Me alegro. -respondió viendo fijamente a Rei, haciendo que esta se sonrojara.

Rechiné los dientes. La muy coqueta, haciendo de la suyas una vez más. Besé la cabeza de Rei donde estaban los puntos con cariño y demostrándole a Haruka y a los demás que ella era solo mía.

Noté como sus mejillas tornaban un color más rosa que antes, mientras sonreía tímidamente.

Darien volvió a los pocos minutos, guardando su móvil en el bolsillo de su pantalón.

—Contacté con el jefe de de la zona norte. Me dijo que estaría de acuerdo en buscar a Némesis y a los otros a cambio de algo. Aún no me lo dice, sólo sé que lo sabré cuando todo esté listo. Es cosa de esperar hasta que me llame para que me dé la dirección —hizo una pausa—. ¿Demian? —levanté la cabeza ante la mención de mi nombre—. Hay un par de guardias fuera de tu casa por ahora. Sólo es por precaución, ya sabes, ahora no sólo debemos cuidar de ti —señaló con un movimiento de mentón a Rei—, debemos cuidarla a ella también.

Sálvame (Adaptación Rei/Diamante)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora