Dos locos enamorados

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"Y si no podemos estar juntos en esta vida... Diré que nos equivocamos de vida, no de amor."


Las calles de Buenos Aires siempre habían Sido muy transitadas y más en capital, las bocinas de los autos era una cosa de cada día, los embotellamientos y la gente que pasaba rápido antes que se largue el semáforo.

Si Mauro estaba feliz a pesar de eso de vivir en Buenos aires... No sé inaginaba otro lugar.

Bueno si, cada día de su vida se imaginaba el campo, una cabaña y cierto chico en ella mirándolo a lo lejos.

Dió un suspiro y negó.

— Papá! Apura o se me hará tarde.

— Lo siento cariño.

Mauro llevaba a sus hijos a canto, estaba casado hace 15 años ya... Ni recordaba el porque, no es que no la quisiera, quería a su esposa.

Pero solo eso.

No era el amor tan desenfrenado y maravilloso que había sentido cuando era joven.

Llegó a la esquina de la avenida y todos esperaron para que se el paso.
Oia a sus hijos hablar sobre el canto, la escuela y demás.
Mientras él solo miraba al frente, se puso a contar las cabezas de la vereda de enfrente que también esperaban por cruzar, cuando su mirada se encontró con cierto chico.

— Tiago.

Ambos se miraron al mismo tiempo, el otro pareció reconocerlo y el también, ambos se Sonrieron.

Una sonrisa llena de lastima, y melancolía por el recuerdo de aquel verano.
Por el recuerdo de haberse enamorado por primera vez y haberse entregado bajo un árbol cerca del río.

En ese entonces Mauro tenía 17 años y Tiago También.
El había ido a pasar las vacaciones al campo en la casa de sus abuelos, en el pueblo había varios chicos y siempre jugaba con ellos o se iban al Río o de excursión.

Hasta que un día vio al muchacho corte honguito con otros chicos en el lugar donde ellos iban a nadar.

Todos comenzaron a pelear en el agua y Mau tomo a Tiago por las caderas y lo levanto, ambos se miraron de muy cerca, esa fue la primera vez que mauro sintió una atracción tan fuerte que su amiguito se paró inmediatamente.
Recibiendo la sonrisa sorprendida y muy sonrojado Tiago que se hizo hacia atrás y siguió a sus amigos para correr.

Los amigos de mauro festejaron que se habían quedado con el lugar y el de ojos verdes se quedó con la polla parada y complemente sonrojado.

Pasaron días hasta que lo vio de nuevo, había una fiesta cerca del río de uno de los chicos más ricos del pueblo y habían llevado bebidas y todo para compartir, allí se dió cuenta que tenía novio.
Porque un muchacho alto lo agarraba por la cadera, mientras veían pasar a mauro y sus amigos, Tiago le dedicó una sonrisa y el solo se hizo el interesante mirando para otro lado.

Esa noche bebieron, rieron y se divirtieron mucho.
Mauro se quedó contra el árbol del río y miraba a los que iban quedando, le molestaban dos cosas; una que el novio del chico lindo sea el niño rico del pueblo, por favor el tenía más dinero que ese y no se creía tanto y la otra es que el es Hetero por Dios santo! No podía gustarle un niño de pueblo.

Lo peor de todo es que no le podía despegar los ojos de encima! Sus ojos eran marrones y grandes, tenía unas pestañas mejores que las de cualquier mina, un perfil que parecía tallado por los mismos dioses y joder.
Su boca.
Esos labios gruesos y rosados que lo incitaban a pecar.
A cometer el pecado más dulce de todos.

Almas Equivocadas - Two Shot Litiago Donde viven las historias. Descúbrelo ahora