Los mejores amigos no se besan (Nueva Versión)

Capítulo 07 | Como si no lo supieras.

Ellery🌷

Después de otro asqueroso día en el instituto, Noah, Lena y yo nos encontramos en mi patio trasero. La rizada y yo estamos disfrutando de la piscina inflable de Cody mientras que Noah está con un bañador en una de las tumbonas en color azul, a su lado, una palmera también inflable se encarga de hacerle sombra.

Ben decidió rechazar nuestra fabulosa tarde de resort para irse con la bruja de Kai, esa chica que lo tiene atado por el dedo meñique.

—¿Ya tienen el regalo de Ben? —Pregunta Noah, bajando sus lentes de sol para mirarnos.

Helena y yo nos miramos alarmadas.

—¿Nuestra presencia no es suficiente regalo? —Sonrío inocente.

El castaño rueda los ojos.

—¿Y tú, Helena?

—Se me olvidó. —Imita mi sonrisa.

Se supone que soy una buena amiga, pero esto no habla muy bien de mí.

—Mañana es la fiesta, aún tenemos tiempo de ir a conseguirle algo —digo, saliendo del agua y provocando que las gotas se deslicen por mi cuerpo enfundado en unos shorts y la parte de arriba de mi bikini. Mi cabello se encuentra enrollado sobre mi cabeza—. ¿Tú qué le compraste? —Miro a Noah, tomando una de las toallas para secar mi cuerpo. Mis mejillas se sonrojan al percibir su mirada sobre mí, pero no me permito prestarle mucha atención.

Él carraspea, quitando su vista de mis piernas para subirlo a mi rostro.

—Un reloj —responde, escueto.

Asiento.

—Le compraré un perfume —comenta Lena, imitando mi acción. Su piel morena luce increíble en contraste con su traje de una pieza en color rojo.

—Ya pensaré en algo —murmuro.

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Me reprendo mentalmente por haberme olvidado de esto.

Rayos.

Ayer estaba aquí, ¿cómo se me pudo olvidar?

El centro comercial luce especialmente lleno esta tarde. A mi lado izquierdo, Helena luce feliz con la bolsa de regalo colgando de su brazo ya que le fue fácil decantarse por un perfume, Noah a mi derecha luce relajado porque él sí es un buen amigo y no tiene de qué preocuparse.

—Todo es tu culpa —acuso en dirección ojiazul, haciendo que él me mire, arqueando su ceja.

—¿Y cómo por qué esto podría ser mi culpa, peque?

—¡Pues porque no me avisaste! —Exclamo, obvia—. Se supone que este tipo de cosas las hacemos juntos.

—Si te sirve de consuelo, compré el regalo hace meses cuando vine con papá. No estaba premeditado.

—Igual sigue siendo tu culpa.

—Eres muy injusta, yo no tengo la culpa de que lo olvidaras.

—Ya sé —acepto, quejumbrosa—, pero me siento mejor si te echo la culpa a ti.

Lena ríe al escucharme y Noah rueda los ojos, pasando su brazo por sobre mis hombros para atraerme a su pecho y mi cabeza se esconde allí.

Changos, ¿qué hago ahora?

«¿Morirte?»

¿Y hacer que el mundo pierda a un ser tan valioso como yo? Gracias, pero no gracias.