Tengo miedo de que ese último sabor a verano que me queda, ese brillo verde que siempre vi cian, esa electricidad en cada roce, desaparezcan.
No es el hecho, es la sensación. Algo que necesito para funcionar y que cada día es más difícil de encontrar. Las conversaciones se han secado y el tiempo se detiene la mayoría del tiempo. Es como estar atrapado en un punto y aparte continuo. Las serendipias se han convertido en inconvenientes y las sorpresas han dejado de saber a inocencia para invadirme de temor. Ya poco queda de la energía juvenil y la pureza que hace apenas unos años irradiaba. Me siento opaco. De mí ya no sale nada y nada se ve en mí.
No tengo dependencia de tí, la tengo del sentimiento que me has devuelto y de las nuevas formas de apreciarlo que me has traído. Siempre fui dependiente:
Tengo dependencia de la felicidad, estoy aburrido de no sentir; tengo dependencia del descanso, estoy cansando de estar alerta; tengo dependencia de la sinceridad, todo se había vuelto una gran mentira a mi alrededor y, sobre todo, tengo dependencia de mi mismo.Soy dependiente de todo aquello que no logro alcanzar.

ESTÁS LEYENDO
Hay una carta para tí
ПоэзияConjunto de cartas anónimas que mi cabeza desquiciada quiere enviar al mundo. Si crees que es para tí lo más probable es que sea cierto.